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viernes, 9 de abril de 2010

LAS TERMAS DE CACASCANIDAS

¿Sabe usted qué cosa es el "vidrio inglés"? Pues si no lo sabe tenga mucho cuidado al caminar por aceras y calles, y repase el suelo con sus ojos, porque si se descuida pesca un dolor de cabeza de perro (nunca mejor citado) cuando tenga que hacer uso de la imaginación que posiblemente no tenga -y perdone mi sinceridad- para ver cómo diablos le quita la peste al zapato, dedicándole esforzadamente horas enteras y malolorosas a la aplicación de agua caliente, lejía, jabón amarillo, detergente, estropajo de alambre y otros utensilios cuyo resultado sólo notará a la semana del trabajito con esfuerzo y dedicación dignos de empeños mayores.



--PeroPaco, ¿cómo es que has pisado...
--Nada, mujer, que cuando uno está salao...



Pues ya que no lo sabe, entérese: el "vidrio inglés" es una cosa que de lejos parece estiércol... y de cerca ¡lo es! Y eso es lo que va a encontrarse con más frecuencia de lo que debiera, en calles y aceras de ciudades y pueblos, porque últimamente ya cuesta ver a personas decentes que recojan las cacas de sus mascotas cánidas, y la vista panorámica da disgusto contemplarla. Sí, amigo (o amiga), pues las cacas de perros mascotas (y ni hablar de los callejeros sin dueños) se han convertido en algo tan normal que ya nadie piensa en ellas como problema mínimo. No. Sólo las huelen. Y a veces las pisan.


--Parece mentira que a tus años te pasen estas cosas. ¿Es que no te fijas en dónde pones los pies?
--Calla, mujer, que eso le pasa a cualquiera que camine por la vía pública, porque a quienes nunca se bajan del coche oficial nunca les pasa eso.


Sí, esa es la cosa: cuando algún distraído como usted pisa una... ya puede ir buscando alguna excusa creíble para cuando llegue a su casa, porque su pareja notará enseguida el perfume indisimulable y le dirá algo así como "¡vade retro!" y se apretará la nariz con la mano mientras le echa una mirada que usted recibirá como un latigazo de esos que en el siglo XVI propinaban a infieles y herejes por razones que usted seguramente habrá estudiado en el cole. ¿O no? Es grotesco, sí, pero las cacas se están expandiendo como plaga o epidemia, ocupando más metros cuadrados cada día en la vía pública de cualquier pueblo o ciudad. Es lo que hay.



--Y óyeme lo que te digo, Paco: la tarea del indio es lo que te espera, y tus zapatos que tienenen estrías nada menos, ya tú sabrás cómo le quitas ese olorcito que me tiene mareada.
--Deja ya de atormentarme, mujer, ya se lo quitaré, que para eso he comprado todo lo necesario para que mañana mismo ya ni te acuerdes del incidente.


¿Que qué hacen las auoridades? Ah, pues taparse la nariz y mirar siempre al suelo no vaya a ser cosa que se enreden con un descuido semejante al del pobre Paco. Como me decía mi madre, hablando del incidente: "hijo, es que tienes la peste interpretada en las narices", cuando yo llegaba a casa con un zapato culpable, porque claro, a esa edad infantil el culpable no podía ser yo. Y aunque han pasado siglos me acuerdo de aquel día fatal en que pisé una plasta de perro sarnoso: la mundial en mi casa y todo el barrio enterado por mi autora y comentando la noticia escandalosa. Me pregunto si nos estaremos recurvando a las cavernas.


--Y que no te vea llegar nunca más con ese olor, ¿me oíste?, que ya tú estás muy viejo para la gracia.
--Descansa la lengua, mujer, que te va a doler la garganta si no paras.


Pues eso: mucha vista y mucha precaución en sus pisadas, si no quiere tener la pestecita interpretada en las narices durante una semana, que las caquitas continuarán multiplicándose, porque aquí ninguna autoridad se va a ocupar del problemita: hay otros asuntos que merecen su atención mucho más, y el que se descuide que se las arregle, qué caramba, que para eso Dios le puso un par de ojos y el oftalmólogo una gafas estupendas que le servirán para eludir esas deposiciones caninas y ahorrarse el trabajo señalado y sobre todo, la descarga de la parienta al llegar a la casa con el regalo de adorno que se empecina en echarle a perder el partido de fútbol que seguramente con esa "desgracia" ya usted no va a poder disfrutar esta noche...

Augusto Lázaro

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