Powered By Blogger

domingo, 31 de agosto de 2014

TODO UN PERSONAJE

La diferencia entre Don Quijote y yo se resume en una sola condición: él tenía un amor que curiosamente, siendo el personaje femenino central de la obra, no existía, o sea: un personaje fantasma que sin embargo ha pasado a la historia de la literatura como lo más vivo y real que puede imaginarse: Dulcinea del Toboso, qué nombrecito, ¿eh? Pues eso, la diferencia es que yo, simple mortal del que cuando liquide el finiquito de mi existencia a los 3 días nadie se acordará de mí, también tengo un amor, pero en mi caso no es imaginario ni de ciencia ficción, aunque tiene algo de fantástico: mi pareja única, singular, literaria, que yo mismo me pregunto a veces cómo puede aguantarme, porque a veces yo mismo no me aguanto: Encarni. No necesita presentación.
--Hola –dice ella.
--¿Se te rompió el reloj? –pregunto yo.
--Pues no, funciona perfectamente, mira (me lo muestra).
--Entonces sabrás qué hora es (le señalo el mío).
--No soy retrasada mental como tú... pareces suponer.
--Pues por eso mismo, ¿a qué hora quedamos, cosa linda?
--Pues... no sé, creo que ahora, ¿no?
--Ahora no es ninguna hora.
--Para ti puede que no, pero para mí ahora es la hora de ahora.
--Claro, pero la hora de ahora tenía una hora señalada que tú has olvidado.
--Bueno, a cualquiera se le olvida una hora señalada.
--Sí, a cualquiera, pero a ti se te suelen olvidar muchas horas señaladas para nuestros encuentros. Hace media hora que te espero aquí, haciendo el tonto.
--¿Tanto? Ya decía yo...
--¿Qué decías, si puedo saberlo?
--Ya decía que me iba a coger tarde por demorarme bañándome.
--¿Qué, te estabas dando lija en el cuerpo?
--Muy gracioso.
--Sí, porque otra cosa, con ese delirio que tienes por el agua y el jabón no digo yo.
--Parece que a ti no te gusta verme limpia.
--A mí lo que me gusta es que si nos citamos a una hora te aparezcas a esa hora y no media hora después.
--¿Por qué siempre tienes que protestar por todo? ¿No estoy ahora aquí? Eso es lo que debería importarte, gruñón...
Y así sucesivamente: esa es mi pareja, Encarnación de la Calzada y Peñavieja, toda una damisela encantadora, sobre todo cuando duerme plácidamente, que es casi siempre, pues nunca la he visto preocupada por ningún asunto. Pero así es y así la he aceptado, como ella dice que me ha aceptado así como soy sin ponerme ningún pero, aunque de vez en cuando me echa su sermoncito cuando yo digo o hago algo que está en contra de su brillante entendimiento. Encarni, sí: a veces pienso que es mi hija, o mi hermana, o mi novia, o mi tía, o mi madre, y hasta pudiera pensar que es mi abuelita que vela por mi seguridad y por mi bienestar personal y permanente. Como dije: no necesita presentación, ella se presenta sola... ¡Y de qué manera!

Augusto Lázaro

@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es





domingo, 24 de agosto de 2014

SUICIDARSE NO ES TAN AGRADABLE

Como diría Félix Rubén García Sarmiento  (que los socotrocos que ya casi son mayoría no saben que era el verdadero nombre de Rubén Darío, que los socotrocos tampoco saben quién fue ni falta que ellos creen que les hace) si viviera ahora mismo y aquí mismo: ¿quién que es no es un obstinado? Pues eso, que acabo de exclamar como El Tato la famosa expresión que injustamente no se le atribuye: ¡EUREKA! Porque me he dado cuenta al fin de que ¡yo soy un obstinado! Esa es mi definición más certera: cubre de un tirón mi personalidad al completo. Palabra mágica, expresión sintética de mi personalidad, denominación genial de mi idiosioncrasia, si hasta debería llamarme así: Obstinado, sin apellido, como los griegos antiguos, el nombre es suficiente, no hace falta adorno ni floreo: yo, obstinado de todo y de todos, sí señor. Y a mucha honra.
Con la que está cayendo, escaparse de la obstinación es punto menos que imposible: dondequiera que vayas te encuentras la estupidez campeando, en los autobuses te cae un gordo barrigón al lado que te apachurra sin compasión o en el Metro se aparece uno de esos genios musicales a amargarte el día berreando lo que ellos creen que es una canción, siempre la misma, en cualquier calle puedes enredarte con una manifestación multitudinaria que te envuelve sin que tú desees incorporarte a los que gritan hasta aturdirte, además de con sus voces con pitos y matracas, los mamarrachos desfilando con pelos tricolores, pantalones ripiados, porros a la luz pública, pedacitos de metal en los labios y en las lenguas, tatuajes en casi todo el cuerpo, olor a perro muerto, ¡ay!, y en los trenes de cercanías los gamberros con sus patas encima de los asientos, el fútbol a plena voz, hablando como si los interlocutores fueran sordos, y... y para qué seguir con las calamidades generadoras de la obstinación. Me quedo en casa y se acabó.
Ja ja ja... eso creía Cándido, el gran optimista, pero cuando encendió el radiorreceptor ¿qué es lo que oyó? 2 cosas: anuncios y noticias sobre un solo tema: la política, y cuando conectó el televisor, ¿qué es lo que vio? Otras 2 cosas: anuncios coloreados y caras y gestos de políticos diciendo lo mismo que dicen desde hace dos mil años, y ¡ah, Catana!, cuando abrió el periódico recién comprado, ¿qué vio y leyó? Otras 2 cosas: noticias políticas y anuncios a granel... ¿No es como para tirarse de la azotea de un cuarto piso?
Lo malo de tirarse de la azotea no es que te mueras de una vez y para siempre, no señor, eso sería un logro, porque resolverías todos tus problemas y descansarías eternamente sin tener que soportar tanta estupidez y tantas otras cosas que te obstinan implacablemente. No. Lo malo sería que cayeras como un sapo reventado y siguieras con vida, pero no como estabas antes de tirarte, sino jorobado, lisiado, con una mueca permenente en la boca, un ojo casi fuera, un brazo inmóvil, una pierna descompuesta, la nariz torcida, la cabeza cuarteada, y... mejor no sigo. Por eso no me he tirado desde mi ventana, porque con todo lo jodido que está este mundo en que por desgracia me ha tocado vivir, me miro en el espejo y como no me falta nada ni tengo ninguna huella de suicidio frustrado, me digo: bueno, vamos a dejarlo ahí y olvídate del suicidio, que con eso no vas a lograr mucho y puedes desgraciarte la vida más aún de lo que ya crees (a veces) que la tienes. Cuestión, a seguir obstinándome y además, rajando de la obstinación como si con eso pudiera quitármela de encima. Ah, y sobre todo, a reírme de la vida y del mundo, que si voy a seguir viviendo lo mejor que hago es reírme: la risa es como un bálsamo, una medicina, un helado de chocolate, un granizado de limón, créeme, si hasta puede que, riéndote, te olvides de que estás obstinado...

Augusto Lázaro

@augustodelatorr

http://elcuiclo.blogspot.com.es 

domingo, 17 de agosto de 2014

DOLCE FAR NIENTE

1
Tengo una amiga cibernética con la cual me comunico vía Internet y leyendo su blog, cuya cuenta en Twitter no voy a decir para no descubrirla, pero sí voy a decir que esa amiga que apenas ha rebasado la adolescencia, suelta al espacio su visión pesimista del mundo y de sus pobladores, con la cual me identifico totalmente, porque si analizamos sin careta la situación actual tenemos que estar de acuerdo en que esto se está yendo a volina como el papalote de Cuquito. O sea, que esto está fatal, como diría don Macareno de la Palma Real (el gran filósofo, sociólogo, pensador, filólogo, ensayista, crítico, etc.), obstinado de estudiar el (mal) comportamiento humano en los últimos 50 años, durante los cuales no ha hecho otra cosa (el ser humano, claro) que machacar este planeta hasta sacarle el jugo sin aportarle ningún sucedáneo o sustituto de las energías que se agotan inmisericordemente, sin que nadie mueva el dedo gordo para intentar (sólo intentar) que La Tierra vuelva a ser lo que era antes de iniciar (tal vez reiniciar) su camino hacia la nada. A esa amiga dedico estas pinceladas deseándole que siga tan pesimista, que no es otra cosa que, como diría Voltaire en su famosa obra, "un optimista bien informado" o algo así...
2
Domingo, día pesado, difícil de matar. Y más en mi caso, por 2 razones de peso: 1) no veo la TV por el día, porque no me gusta la programación y demás, y 2) los domingos no salgo, todo el día en casa, en tareas domésticas de mantenimiento, reordenación interna, lecturas extraídas, arreglos ligeros, etc. Así que paso como en el dominó cuando no llevas el palo tirado, o los palos si es en los dos extremos del fichero. Aclaro que veo la TV por la noche por costumbre y porque por la noche pasan pelis para mayores, y además, si no me gustan acudo al DVD y escojo una de las tantas que tengo en mi cinemateca privada y se acabó. Por cierto, tengo que actualizarla, hace tiempo que no compro ningún vídeo y ya van haciéndose aburridas las pelis que tengo de fondo. Todo llega a aburrirse por el exceso de uso. Pues eso. Los domingos, días que si yo pudiera borraría del almanaque. A pesar de que leo bastante y todo lo que enumeré que hacía, a veces me siento en la butaca y me pongo a pensar en... en nada, en que no tengo deseos de hacer nada, cosa rara en mí que nunca estoy ocioso, por lo que algún que otro pariente, más bien parienta, me llama ardillo, así con O, graciosilla la interfecta. Pues hoy es domingo y por lo tanto, escribo esta cuartilla que supongo no le interesará ni al recogedor de envases del súper de la Plaza de San Francisco (no dice El Grande, por lo que deduzco que debe ser otro San Francisco). Y adiós, que ya me cansé de matar el domingo, aunque el muy ladino creo que no es muy fácil de suprimir del tiempo. Me voy a comer un yogur griego natural edulcorado a ver si se me pasa la matadera infructuosa...
3
A pesar de todo, los domingos tienen ese encanto que no tiene el resto de la semana: es el día en que uno se pone a pensar y a planificar lo que va a hacer la semana que entra y se da cuenta de que está perdiendo el tiempo, ya que lo que lo que va a hacer, que es lo que pueda hacer la semana que entra, es nada menos que... exactamente lo mismo que acaba de hacer la semana que sale, por lo que no vale la pena dedicar un minuto a atracarse de cascaritas de chayote, y lo mejor es reírse, por lo fácil que lo tiene: ya está todo planeado, pensado, meditado, etc. Entonces llega la hora de exclamar: ¡carajo! Al fin tengo todo un día libre para no hacer nada...

Augusto Lázaro
@augustodelatorr


domingo, 10 de agosto de 2014

LA RAZON EN PICADA

¿Misántropo? Cualquiera se vuelve, no digo yo, con la que nos está cayendo encima, en este siglo que me he permitido la arrogante soberbia de denominarlo el siglo de la estupidez, que avanza a pasos del gato con botas de tal manera que además he calculado sin computadora (sólo con mi porfiada cabeza) que de continuar en su avance aerodinámico, para el 2050 serán mayoría los estúpidos, que terminarán haciéndose los amos absolutos del planeta. Si no me creen procuren vivir hasta esa fecha, aunque al menos yo no llegaré, por suerte y por librarme del contagio y convertirme yo también en un cretino de oficio. ¿La informática? ¿La técnica? ¿La ciencia? ¿Los viajes espaciales? ¿A  quién demonios va a importarle todo eso cuando todos seamos estúpidos? Nadie se dará cuenta, nadie extrañará, nadie reclamará nada, la gente vivirá quizás más feliz, más sana, más saludable, como nuestros primitivos que sólo sabían gruñir, pero como no tenían maldad no hacían guerras ni destruían nada. La felicidad. ¡Quién lo diría! Un sabio de hoy tal vez: "seremos más felices porque seremos estúpidos y no analizaremos ni meditaremos ni nos romperemos el coco pensando cómo arreglar el mundo" (que por supuesto, no tiene arreglo). Qué lástima que el 2050 no pueda adelantarse.
¿Cómo se llegará a semejante situación de estupidez total? Hay muchas vías, pero todas pueden resumirse en 3 direcciones, y esas 3 en una sola: la televisión. No existe fuerza más poderosa para volver estúpidas a las personas que pasar entre 3 y 4 horas frente a la pantallita (cada día más grande en los modelos ultras), pues de la programacón televisiva en general y de todos los canales, los programas que más público logran son aquellos donde la tontería y la imbecilidad priman por sobre todo lo demás posible. Diariamente son millones de espectadores los que acomodan sus traseros en muelles butacones (cosa fatal para los varones por el daño que le hacen a sus próstatas) para disfrutar de esos reallity shows y de programas de participación en los que se presentan supuestos famosetes en combates verbales unos con otros al sacar a la luz sus indecencias, chismes, chanchullos, hasta delitos que siempre quedan impunes, o mejor, quedan forrados, al otorgárseles más dinero, porque por cada visita a los platós reciben cheques que ya quisiera yo ganar un día nada más en toda mi vida.
De segundones en el noble empeño de estupidizar a la población aparecen: 2) las revistas de famosetes con sus interioridades que únicamente a un coeficiente intelectual mínimo puede interesar, y 3) la política, portadora del germen que inocula una especie de sopor (más bien una especie de opio) que adormece al pueblo que tiene que seguirla, pues resulta casi imposible escaparse de su influjo, ya que es omnipotente y omnipresente, y aislarse de ella y de su fulminante veneno no es tarea al alcance de cualquier vecino. Como dicen que está Dios, la política está en todas partes (también es ubicua), y con eso ya tiene para idiotizar al más dotado de reserva intelectual rechazante.
Así que el grito de sálvese quien pueda aquí no cabe. Nadie se salvará.
Estoy de acuerdo: en el 2050, quizás antes, la estupidez habrá triunfado en esta esfera casi redonda. No hay opción, al menos que yo conozca... Pero eso sí, seremos más felices, porque nada nos quitará el sueño...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr

domingo, 3 de agosto de 2014

LA ESTUPIDEZ, EL FUTURO POSIBLE

¿Puede un ser humano vivir obstinado de todo lo que lo rodea? Me he preguntado eso infinidad de veces, cuando me siento obstinado de todo lo que me rodea, por suerte en pocas ocasiones, pero esas pocas ocasiones son una muestra de que la obstinación puede aparecer en cualquier momento para jorobarme el día, porque no me gusta ni un poquito sentirme obstinado de todo lo que me rodea, que no tiene la culpa (el todo) de que yo me sienta obstinado de él (o de ella, pues no sé si el todo será hembra o varón), y en fin...
El caso es que la humanidad se está poniendo impertinente. O quizás sea yo el que se está poniendo intolerante, sobre todo con la estupidez que me encuentro demasiado a menudo, como esa valla que he visto en Twitter que dice: PINTAMOS SU CASA A DOMICILIO. Vaya, es como para salir corriendo. ¿Cómo es posible? Pues es posible, por eso a veces me siento obstinado, porque me encuentro con esos letreros y con otras cosas más directas y más estúpidas que no puedo obviar por mucho que lo intente.
Mientras espero en el salón a que me llamen para almorzar, de vez en cuando miro al televisor que siempre está en función, aunque no haya nadie esperando, y oigan lo que veo: un programa con una ruleta para ganar dinero adivinando frases o palabras, qué sé yo. Una concursante dice, refiriéndose al hombre araña: spáidr, o sea, pronuncia correctamente el nombre en inglés (spider man), pero ¡oh divina Gerundia!, el presentador la "rectifica" y le dice: no, vamos a llamarlo espíder, como lo llamamos nosotros (no especificó quiénes eran nosotros). O sea, majines, que este tipo estaba estupidizando a una persona que pronunciaba una palabra correctamente en inglés, conminándola a que siguiera pronunciándola MAL como la mayoría de la gente la pronuncia aquí.
Pero lo grave no es lo de spider man, sino que hay miles de barbaridades y meteduras de pata (y de lengua, sobre todo de lengua) que hay que oírlas y verlas para darse cuenta de que esto está al tope, que la estupidez está ganando la batalla y que ante ella hay que rendirse, pues luchar y esforzarse por una causa perdida puede provocar, en los varones, un IAM, o sea, un infarto agudo de miocardio, y en la damas, pues... un adelanto de la menopausia, por ejemplo. 
Mejor irse acostumbrando, porque dentro de poco la estupidez será valorada como la situación normal de la sociedad, y los que no, ya saben: inadaptados o raritos, como suele decirse...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es