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martes, 1 de febrero de 2011

POLITICOS NEFASTOS

Cuando el presidente del gobierno español deje de serlo (las razones no importan) su nivel de vida no podrá compararse con un obrero de la construcción ni con uno de esos pobres de solemnidad que duermen bajo temperaturas negativas en las calles, envueltos en papeles, cartones, telas y mugre, quizás pensando que la vida los ha tratado mal. Y es verdad que la vida (o el destino o la casualidad o quizás Dios) los ha tratado mal, a veces sin que ellos mismos se pregunten por qué la vida ha sido cruel, injusta, implacable, si ellos no le han hecho mal a nadie. Pero la
vida es así, y los caminos del Señor (o del Destino o de la Casualidad) son, como se dice en los templos: inescrutables.

Pero volviendo al asunto: nuestro presidente, cuando deje de serlo, recibirá tres estímulos económicos tan envidiables que hasta yo me erizo imaginándome con semejantes entradas (sobre todo lo que podría hacer con semejantes entradas):
1) €70,000.00 como miembro del Consejo de Estado.
2) €62,458.00 como ex-presidente.
3) €90,000.00 para (oigan esto) sus gastos.
Por supuesto, los anteriores presidentes al convertirse en ex-presidentes (no se tiene en cuenta, desde luego, el partido al que pertenecieron o todavía pertenecen), han recibido y reciben (y recibirán mientras las leyes inmorales que imperan en este país no cambien) cantidades similares, pues no es este privilegio privativo de este presidente en turno.

Pero en general, los políticos no son más que unos privilegiados que reciben mucho más de lo que necesitan para vivir con un nivel muy alto, que parece no ser suficientemente alto para ellos, y por eso se empeñan en autoadjudicarse sueldos astronómicos y otros muchos privilegios que el resto de la población, exceptuando a futbolistas y grandes empresarios, no disfruta. Porque nadie que no sea un tonto se va a creer que es verdad que un político (puede que haya excepciones, como en todas las reglas) ansía de todo corazón "sacrificarse" por el pueblo, renunciando a su vida personal en aras de dedicar todo su tiempo, todo su esfuerzo, todo su talento (si lo tiene) a servir a ese pueblo que inocentemente fue a las urnas a darle su voto.

La principal tarea de un político es engañar a sus posibles o reales electores y al resto del pueblo, prometiéndoles cosas que no va a cumplir, y dedicándose, cuando llegue al poder, a vivir la dulce vida, haciendo algunas cosas para justificar su alto standing, desde luego, pero en general disfrutando del cargo que ocupe, al que por cierto no dedica tanto tiempo como se aparenta. Y sobre todo, al paripé, que es como un leit motiv que destaca en su actuación en los aparentes enfrentamientos tanto en el congreso como en el inútil y obsoleto senado, este último rémora absurda del estado que ni pinta ni canta, pues todo lo decide la cámara llamada baja, cuyo presidente es el tercer mandamás del país, y por algo será, porque el presidente del senado es un cero a la izquierda, y nunca mejor dicho. Pero sobre todo, la tarea del político es tomarle el pelo al pueblo, de muchas maneras. Sólo hay que comprobar unos pocos ejemplos para darse cuenta:

--presentar querellas que jamás se ejecutan
--pedir dimisiones que nunca se realizan
--crear ministerios, comisiones, organismos inútiles que no resuelven nada, para después eliminarlos y aquí no ha pasado nada, volviendo a crear similares al poco tiempo
--proponer, realizar y sancionar leyes tan inverosímiles como las órdenes de alejamiento a los victimarios de las víctimas, como si se pudiera medir esos 500 metros en cada paso que da el uno lejos de la otra, si se cumple, porque no hay uno o dos policías midiendo la distancia entre ambos ciudadanos constantemente
--prohibiciones a granel que la mayoría de la gente se pasa por el arco de trunfo
--sacar a la luz en los medios denuncias y acusaciones, incluso con pruebas, que ningún juzgado o juez se toma en serio, continuando los acusados o denunciados riéndose a carcajadas del trabajo que se toman los medios al hacer uso de la llamada libertad de expresión
--comparecer ante los medios con caras de angelitos benefactores para jactarse de que quien comparece es el perfecto, que nunca comete errores ni pifias ni mete la pata, y siempre es el otro el que miente, el que no sirve, el que calumnia, etc., porque a los políticos comparecientes jamás se les oye una sola autocrítica ni un solo reconocimiento de que hayan hecho algo mal hecho
--proclamar medidas y leyes que el pueblo ni se entera, porque son aprobadas por cuatro personas que ni se acuerdan del dichoso pueblo cuando discuten, defendiendo siempre sus intereses particulares, y nunca los intereses de la población en general que es la que sufre las consecuencias de semejantes medidas y horripilantes leyes que más bien protegen a los delincuentes que a las personas decentes, honradas y honestas
--y para colmo de la tomadura de pelo, esas detenciones que diariamente salen en periódicos, emisoras de radio y canales de televisión, decenas, centenares de personas detenidas que después nadie sabe qué destino tuvieron, porque en realidad el destino que tuvieron fue la calle...

Y así sucesivamente, podría enumerar decenas de ejemplos si no fuera porque voy a cansar a mis lectores de tanta sinvergüencería que ya ellos deben conocer y de las que deben estar hartos. Y este comentario es una excepción, porque hace tiempo mandé al cuerno la política, pero de vez en cuando es positivo refrescar la memoria y mantenerse alertas para no dejarse embaucar por esas personas que se han convertido en uno de los tres principales problemas del país, o sea: la mal llamada clase política... ¡Ah!, ¡qué felices fuéramos sin ella!

Augusto Lázaro

ATENCION al señor Pablo Felipe Pérez Goyry, que por favor, me envíe su e-mail para hacerle llegar los vídeos que reciben otros seguidores. Muchas gracias.

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