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lunes, 4 de diciembre de 2017

PODEROSO CABALLERO


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El dinero se ha convertido en la fuerza que mueve el mundo, aunque hay millones que aseguran que siempre lo fue. Quizás tienen razón. Sólo que hoy esa fuerza lo domina todo, incluyendo la voluntad de los seres humanos. O sea, que todo (o casi) se hace por dinero o con esperanza de conseguirlo. Desde el nivel de contenido de los litros de leche o demás envases de productos lácteos (que ha bajado algunos milímetros o más) hasta los ordenadores (computadoras) que ahora vienen totalmente sellados: tanto han usado la imaginación, que es prácticamente imposible abrir uno de esos equipos en casa, solo, sin otra ayuda que su necesidad (o deseo, costumbre, etc.) de sacarle la batería, porque a ud le gusta usar el equipo siempre conectado a la red eléctrica. Pues no: el dinero manda. Si es su caso, olvídese: no podrá abrirlo, haga lo que haga: tendrá que llevarlo a donde lo compró, para que un señor, en un cuarto oscuro, sin que ud lo vea, le haga "el favor" de sacarle la batería, claro que obrándole cierta cantidad por ese "enorme" trabajo, destinado únicamente al vendedor que sumará muchos euros a la empresa que le paga por hacer algo que si ud estuviera en ese cuarto oscuro aprendería a hacer fácilmente en su casa… Y así en todo… Cuestión, que "poderoso caballero..." etc. Lo tomas o lo dejas...

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No hay una sola acción del ser humano que no esté determinada, directa o indirectamente, por el dinero. Cualquier aspiración que se tenga en la vida tiene como fondo obtener esa preciosa varita mágica que abre todas las puertas y ofrece todas las posibilidades. Un hombre sale a la calle sin dinero y no puede hacer nada que no sea caminar y mirar la gente y el paisaje a su alrededor. Y si esa situación es permanente, su oficio será mendigar para sobrevivir y nada más. Por eso todo aquel que estudia, se supera, aprende algo, sigue cursos, etc., tiene un solo fin: ganar dinero, pues aunque existan (todavía) en nuestro mundo unas pocas madres Teresa, tendrán que acudir irremisiblemente al dinero que reciban o en su lugar a las dádivas alimenticias obtenidas por dinero de otras personas, pues gratis no hay nada, aunque algunas cosas (como la enseñanza) lo parezcan: detrás de cada gratuidad se esconde lo que alguien ha de pagar por ella, generalmente toda la población por vía de impuestos, donaciones u otras acciones llamadas altruistas, por darle un nombre honroso y a la vez escaso…

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Sí, es una pena que sea así, pero aquel amor que movía (dicen algunos) el mundo antaño, digamos en el siglo de oro, ya hace rato que pasó a la historia: ahora ninguna mujer de alta sociedad se casa con un pobretón, aunque éste sea todo un erudito y persona decente, honrada y sincera. Este es el mundo que nos toca y contra eso luchar es cosa de ingenuos románticos. Al menos no conozco a nadie que esté dispuesto a dar su vida por ideales que defiende, siempre que detrás de esa defensa tenga un soporte, además de intelectual, monetario, pues hasta hacer una pancarta protestando por algo cuesta dinero. No hay vuelta que darle: el poderoso caballero controla nuestras vidas y convierte nuestras luchas y nuestros esfuerzos en alcanzar ese solo objetivo. Al final, todo el fin termina en lo que se va a obtener monetariamente. Sin eso, nadie haría nada y la gente se sentaría en un parque a hablar de fútbol… o peor, de política…

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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