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martes, 29 de marzo de 2011

¿VERGÜENZA? ¿QUE ES ESO?


Que la vergüenza de nuestros políticos brilla por su ausencia es ya aceptado por propios y ajenos como algo natural. Juan Maguey me lo dijo una vez:

--Hombre, para ser político lo primero es no tener vergüenza. Lo demás ya vendrá con el cargo y el tiempo.

Y en ocasiones esa verdad innnegable, aunque haya excepciones tan escasas como los parados que encuentran trabajo, sale a la luz con incuestionable aceptación: ahora mismo, con lo de Libia, se convence hasta el más escéptico de cuánta razón tenía mi amigo Juan.

Resulta que en la mayoría de los países árabes hay dictaduras que más o menos oprimen y masacran a sus pueblos. No en Libia sólamente. Pero Occidente parece que no se ha dado cuenta de eso. Ni siquiera el señor Obama, tan demócrata él, parece haber comprendido quiénes son esos dictadores que oprimen y masacran a sus pueblos, pues tanto Estados Unidos como Europa han mantenido siempre excelentes relaciones con personajes de tan dudosa moral como Gadafi, sin que se ruboricen cuando alguien publica en algún diario semejante desfachatez.

De la vieja Europa no espero nada. Absolutamente nada: no hay más que ver miles de fotos en donde los dirigentes políticos de Europa se dan la mano, se abrazan y hasta se besan con personajes tan detestables como Obiang, por poner un solo ejemplo, porque me da asco mencionar tantos nombres. Hasta nuestro rey considera como amigos a tipejos tan dudosos como Mohamed VI, Hugo Chávez, y tantos otros que han sido recibidos con todos los honores. Y no me digan que es cuestión de diplomacia, porque el decoro, el honor y la vergüenza de ninguna manera pueden estar por debajo de la diplomacia. Ni del cochino dinero.

Me pregunto, y le pregunto a los señores Bush y Obama: ¿han pensado cuánto mejor estaría Estados Unidos económicamente si se hubieran ahorrado los enormes gastos militares en Afganistán y en Iraq? (y en tantos otros países donde no han logrado nada), porque a pesar de los años de intervención, Afganistán sigue igual o peor, e Iraq es un rosario de muertes, atentados, bombas, etc., que diariamente ocurren, sin que ninguna fuerza militar haya podido eliminarlos. Entonces, ¿para qué Occidente, y en especial Estados Unidos, se mete en tantos lugares donde nadie los ha llamado y donde no van a resolver ni un carajo?

Y ahora, para colmo de la desvergúenza, se plantea que la acción militar contra Libia "no es para quitar del poder a Gadafi"... ¡Increíble! Si no es para eso, debe ser para darle unas palmaditas en el hombro, sobre los miles de muertos provocados por ambas partes, y decirle: "Muhammar, amigo, trata bien a tu pueblo y no dispares más contra los ciudadanos indefensos", y cómo no, el "buen amigo" hasta hace unas semanas, enseguida saludará (quizás esperando que el interfecto le bese la mano) y dirá en voz muy alta que "seguro, hoy mismo dejaré de matar a mis ciudadanos, pero dígale a ellos que no me jodan más".

¿Y en los demás países árabes? ¿Piensan Obama, Sarkozy, Berlusconi, Cameron y demás dirigentes de la alianza intervenir también en Yemen, en Bahréin, en Arabia Saudita, en los Emiratos, en Marruecos, en Qatar, en Jordania, en Siria, cuando en ellos "la cosa" se ponga más caliente aún?

Mi simpatía por Angela Merkel, cuya cabeza podría servir de ejemplo a muchos y no sólo económicamente, por no haber enviado a sus soldados a combatir, a matar y a morir, en esas tierras donde está demostrado por la historia que ningún extranjero va a resolver sus problemas, ni a las buenas ni a las malas, pero sobre todo, jamás "a las malas": Afganistán e Iraq me dan la razón.

Augusto Lázaro

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