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En una democracia (que realmente sea una democracia) jamás
debe primar un pensamiento único, o sea, que todos piensen de igual manera
sobre algún asunto, por delicado o espinoso que éste sea. En España, en los
últimos tiempos, se está cayendo peligrosamente en esta referencia del
totalitarismo. Puede que los deseos y las acciones de Artur Mas y los cientos
de miles de catalanes que aspiran (y tienen su derecho) a ser independientes no
sea del agrado de todos. Incluso puede que esas personas no estén obrando de
acuerdo con la ley establecida, que por cierto, carece de tanta objetividad que
hace mucho rato está pidiendo a gritos una renovación total que nadie parece
dispuesto a plantearla en el Congreso de los Diputados donde se hacen las leyes
que tan malas consecuencias traen actualmente. Puede. Pero dos ejemplos
anteriores (Québec y Escocia) nos enseñaron que este asunto podría haberse
resuelto civilizadamente, dejando que los catalanes decidieran pacíficamente
permanecer o no en sus respectivos estados, y en ambos países ningún miembro
del gobierno ni de la oposición ni periódicos, emisoras radiales, televisiones,
etc., ejerció ningún tipo de presión al respecto, ni a favor ni en contra, como
se está ejerciendo en España para vergüenza de los que la tienen (todavía, cada
vez menos), donde no encontramos, fuera de la Comunidad Catalana ni un solo
medio donde aparezca una sola opinión de alguien que se exprese a favor de la
independencia de esa comunidad. Las razones que se alegan para no publicar nada
a favor, aparte de que todo no es más que una vulgar censura, son tan absurdas
que dan risa. Con esta actitud lo único que se demuestra, por parte del
gobierno y de sus seguidores en este asunto, es que existe un miedo atroz a que
el pueblo catalán vote a favor de separarse del reino (cosa que debería
analizarse seriamente por el poder existente), y además, que mientras más
tertulianos, articulistas, opinadores periodísticos, etc., arremetan contra Mas
y sus simpatizantes, más los harán parecer como héroes o mártires ante los ojos
no sólo del pueblo en cuestión, sino del extranjero que ve con asombro tanto
afán enfermizo por demostrar que todo lo que hacen los independentistas es
punto menos que un delito. Parece mentira, pero es verdad, que tengamos que
padecer políticos con tan bajo nivel intelectual que no comprendan que todo lo
que hacen es contraproducente. ¿Por qué no se callan y dejan que se realice el
dichoso plebiscito legalmente, y aceptemos TODOS lo que la mayoría del pueblo
catalán decida? En definitivas, si yo tengo un pariente en mi casa que no está
conforme y quiere largarse, le desearía un feliz viaje, porque como dice el
refrán: “a menos bulto, más claridad”. Y no es de inteligentes mantener a
alguien que no quiere estar con nosotros y sólo nos creará problemas y
dificultades. No aprenden con la historia. Un solo ejemplo: mientras más
ametrallaba Honnecker a los alemanes del Este que querían marcharse, más
alemanes del Este se arriesgaban a cruzar el muro en el que muchos murieron en
el intento. Y OJO: no estoy comparando ambas situaciones, sino el modo de
verlas, que no es lo mismo, ni se escribe igual. Creo que con tanta algarabía a
un problema que a mi modo de ver está siendo híper exagerado, lo que se
demuestra es el poco bagaje político de una sociedad, o mejor dicho, de unos
dirigentes de esta sociedad, que responden como borregos al grito de orden del
pastor que clama: HAY QUE ESTAR EN CONTRA DE ARTUR MAS Y NO SE PUEDE EMITIR UNA
SOLA OPINIÓN A SU FAVOR, NI SIQUIERA APROXIMADA. Cada vez que cae en mis manos
un periódico y dentro busco algo relacionado con el brete, siento un rechazo
enorme hacia una prensa que dice ser libre... y lo es, siempre que en ella se
hable con un solo punto de vista sobre el “problema” de la tan mencionada
independencia de Cataluña. Lástima de periodistas donde no hay uno solo que
tenga una opinión distinta al pensamiento único... aunque yo sé que los hay que
sí la tienen, y que es mucho peor su actitud, ya que se callan, o expresan lo
que distan mucho de pensar...
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Pero ya lo dijo Juan Sardá: “lo que sea... sonará”, a pesar
de un millón de pensamientos únicos imitadores de los que funcionan en países
como Corea del Norte, por citar un solo y triste ejemplo...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
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