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domingo, 2 de febrero de 2014

LA MUERTE, ESA FIEL COMPAÑERA

¿Teme usted a la muerte? Pues deje de temerla: si usted se muere tendrá tal cantidad de ventajas que vale la pena pensar en ese trance con una amplia sonrisa. Oiga... o mejor dicho, lea. Si usted se muere:

--No se cansará nunca más: no hacer nada no cansa, y usted estará sin hacer nada eternamente.

--No tendrá más dolores de cabeza, de barriga, de muelas, de nada. Usted estará libre de dolores físicos. Y hasta morales.

--No se preocupará más por su apariencia personal: envejecimiento, arrugas, piel colgante, vestuario, etc. Ya nada de eso le ocupará ni un segundo en su mente.

--No tendrá que ocuparse de comprar ropas ni zapatos ni jabones ni pasta dental. Nada. Se acabaron los gastos en cosas terrenales baladíes.

--No le interesará poner el despertador, pues ya no tendrá que levantarse temprano para ir a trabajar: por fin usted habrá librado de ese coñazo del trabajo y del imbécil de su jefe. Y para siempre. Claro que no tendrá pensión, pero no le hará falta, no necesitará dinero para nada. Al fin podrá prescindir del vil metal.

--Se olvidará de la amenaza de desahucio: nadie lo sacará de donde esté ni habrá ningún banco hostigándolo con la hipoteca. Tremendo lío se quitará de encima. Tranquilidad total en cuanto a la vivienda, que en lo adelante será gratis y de por vida... es decir, de por muerte.

--Nada de reuniones, asambleas, manifestaciones, concentraciones, protestas, pancartas, porrazos en la chola, etc. Usted estará justificado para no tener que asistir a ninguna de esas escaramuzas tan frecuentes últimamente en nuestras calles.

--Se terminarán los papeles, las citaciones, los formularios, las fes de vida, los cobros en el banco, los descuentos, las entradas incómodas, los créditos en su cuenta de ahorros (o corriente): usted no tendrá ninguna cuenta, amig@. Créame, l@ envidio.

--Los vecinos impertinentes con sus ruidos y sus televisores a todo volumen no volverán a molestarl@.

--No verá moscas, mosquitos, cucarachas, arañas, ningún bicho lo importunará en lo adelante, y si alguno lo hace, ni se enterará.

--Se acabará la cocina, el fregado, la ducha, el afeitado diario (qué faena), ninguna ocupación doméstica, ningún niño malcriado aturdiéndolo con sus jodentinas, ninguna vecina metiéndose en lo que no le importa, fuera todas esas molestias que no le dejaban ni leer el periódico en paz.

--Y eso de leer el periódico para dispararse las mentiras de los políticos, la hipocresía de los empresarios, los chanchullos de los sindicatos... todo eso se irá a volina, como el papalote de Cuquito.

--Enterrado (nunca mejor dicho) todo tipo de preocupaciones, sufrimientos, ansiedades, estreses, iras, cabreos, insomnio, dolores, analíticas, consultas médicas, colas en los supermercados, rebajas, mandados, nietos al parque los domingos, dominó en el centro de mayores... no, si cuando yo lo digo: ¡l@ envidio, amig@ mí@!

Así que si se acuerda de la muerte, ríase, que otra cosa no merece esa señora a la que muchos llaman “la pelona” con su ya no tan temerosa guadaña...

Augusto Lázaro


@augustodelatorr


http://elcuiclo.blogspot.com.es

1 comentario:

Carol dijo...

Jaja, me ha encantado pero tú no te mueras nunca ¿vale?
Besos, abrazos , sonrisas y cariño para tí!!