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lunes, 6 de noviembre de 2017

PODEROSO CABALLERO

Cuando era niño, mi papá me repetía con frecuencia, cada vez que en casa había una situación de emergencia económica: "el dinero es un rey loco / y esa es la pura verdad: / no da la felicidad, / pero le falta muy poco"... supongo que con eso intentaba justificar que no todo lo que yo quería o le pedía estaba al alcance de sus posibilidades, aunque yo no entendía entonces el por qué de esa situación. Pasó mucho tiempo, nuestra situación mejoró cuando comencé a trabajar, y así hasta hoy: nunca dejamos de ser pobres, pero de esos a los que algunos vecinos llamaban "desahogados"...
Si nos atenemos a la cuarteta (o como se llame la sentencia paterna), el dinero puede proporcionarnos una vida mejor, y eso no hay quién lo dude. Pues bien, si el dinero (casi) da la felicidad, o le falta muy poco para darla, cada vez que dejas de recibir, por alguna excusa inventada por los comerciantes o las empresas que se dedican a sacarte del bolsillo hasta el último céntimo, cierta cantidad de dinero, eso quiere decir que serás un poquito menos feliz. Un solo caso como ejemplo irrebatible (porque es mi propio caso que quizás a alguien pueda interesarle, por eso lo expongo):
Este año (que llega a su fin), me han aumentado en €5 la factura de mi contrato con Internet, mi banco (!), que nunca me ha cobrado comisiones, me ha cursado aviso de que a partir del próximo año me cobrarán unos €60, o sea, €5 mensuales, por mantenimiento de la cuenta, y para colmo, en el comedor que antes pagada algo más de €4, ahora tengo que pagar €5, por el mismo (o quizás peor) servicio que recibo. Cuestión, que sumando estos 3 nuevos gastos, voy a vivir €12.5 menos feliz que hasta ahora. Nada, que nos estamos volviendo más pobres, porque a todas éstas, casi todo ha subido menos los salarios y las pensiones: a mí me aumentan (asómbrense) €1 cada año en mi pensión. Así como suena. Saquen la cuenta y me dirán. España se está volviendo un país pobre, digan lo que digan los propagandistas políticos y mediáticos tomándonos por tontos (que puede que en eso no les falte razón, porque muchos somos tan tontos que no nos damos cuenta de lo que antes he expuesto)... y uno se ve en la disyuntiva de seguir haciendo el tonto, o sea, aceptando cada nuevo aumento en sus pagos, o renunciar a todo y vivir sin esos adelantos técnicos que crean adicción y son difíciles de abandonar…
Y ante tal situación, no hay otro remedio posible que ahorrar en extremo, ya que en la mayoría de los casos de personas honradas como el Menda, no puede esperarse una entrada extra de dinero. O sea, que la única forma de afrontar nuevos gastos es nuevos ahorros, hasta el punto de bajar el nivel de vida cada vez más, y conformarse con ese eufemismo que llaman “vida decorosa”, que es la que se debe mantener. Y sobre todo, no pensar que hay quienes pueden darse el lujo de comprarse un yate de ídem que cuesta la friolera de €15 millones, o una mansión cuyo precio me da hasta vergüenza señalar en este comentario. Pues eso, que vivimos en un país libre y democrático, donde todos somos iguales y tenemos los mismos derechos a ser iguales que nuestros semejantes, aunque no podamos comprarnos ese yate de €15 millones ni esa mansión colosal que parece sacada de una película de fantasía infantil con hadas madrinas y príncipes azules. Pero no hay que desesperarse: estamos vivos… ¡que no es poco, vamos!
Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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