Conocí a Amir Valle en los talleres literarios de Santiago
de Cuba, allá por los años 70/80. Desde que leí sus primeros trabajos me di
cuenta enseguida de que estaba leyendo a un futuro gran escritor. El tiempo me
ha dado la razón, pues a día de hoy Amir es uno de los mejores escritores
cubanos vivos, y sólo hay que leer sus últimos libros para estar de acuerdo con
tal afirmación. Uno de esos libros es una especie de ensalada en la que cabría
catalogar la obra como novela sin ficción (estilo Truman Capote), o novela
realista ficcionada, historia novelada, crónica, semblanza de una época, y
lo que el lector quiera entender, pues lo importante en este libro es la
sincronización lograda entre el contenido y el continente, que en ningún
momento pierde el interés. La novela se titula Las palabras y los muertos,
editada por la Editorial Almuzara, España, en 2015...
Para mí el mérito mayor de la obra es la humanización de los
personajes (que son reales en la vida y que incluso se mencionan con sus
verdaderos nombres), descritos todos con sus virtudes y sus defectos, lo que
hace creíble lo que se expone en la narración, aunque no sé en realidad si todo
es una invención literaria basada en hechos reales o una recreación de esa
realidad ante la que a veces podemos preguntarnos si está defendiendo o
atacando la llamada “revolución cubana” con sus principales figuras y episodios
vistos desde la distancia, sin tomar partido, mediante la perspectiva de un
hombre que es “la sombra” del dictador, junto al que permanece casi las 24
horas del día, y con el que intercambia puntos de vista, opiniones y hasta
secretos que sólo “el Jefe” (Castro) le confiesa, pues lo considera su hombre
de más confianza, incluso más que su propio hermano, al que le señala sus
“debilidades” y errores y en el que no confía tanto...
Casi toda la novela se desarrolla en despachos de los
líderes (donde se toman las decisiones de lo que se va a hacer, sin contar
mínimamente con lo que opinan los cubanos de a pie, la inmensa mayoría que
malvive entre escaseces, opresiones, censuras y humillaciones a granel) y en lo
que cuenta Facundo (la sombra) a su esposa en su casa, que no es más que una
recreación del pasado y el presente de una sociedad condenada a vivir bajo el
yugo comunista, en la que no se ve ningún amago de rebeldía, únicamente
resuelto con la idea fija que tiene la
población mayoritaria de largarse del país en busca de otra vida con
libertad y sobre todo abastecimientos y dinero, que es lo que parece priorizar
la sociedad enferma que acepta callada el destino que le ha tocado vivir. Amir
no da ni un solo ejemplo de algún sector de esa población que no esté dispuesto
a aceptar sin remedio la situación que vive, lo que nos pone a pensar, a
intentar descifrar qué mensaje nos quiso dar, si es que la literatura debe dar
algún mensaje aparte del disfrute de leer lo que tan bien escrito está, como es
el caso que me ocupa...
Quizás el autor podría haber explotado más la interesante
figura del Che, que daría sin dudas muchas situaciones claves de este medio
siglo histórico que ha vivido Cuba. Pero eso es privativo del escritor y yo soy
sólo uno de sus muchísimos lectores. No obstante, Amir Valle ha logrado una
síntesis de la historia de estos 50 años (con pasajes de antes del triunfo
revolucionario) que da al lector no cubano una visión efectiva de lo que el
castrismo ha significado para esa irónicamente llamada “isla de la libertad”
(los comunistas son expertos en autodefinirse precisamente como lo contrario a
lo que son en realidad), con maestría formal, dejándonos una de las grandes
novelas “de la revolución” escritas desde que comenzó la era del error y el
terror en la Cuba de los Castro...
Augusto Lázaro
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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