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domingo, 10 de mayo de 2015

LA DEBACLE

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Como la espuma se elevó, rompiendo todas las alturas y quizás glosando las huestes que quisieron alcanzar el cielo con su torre de Babel, confundiendo sus lenguas para no poder entenderse según cuentan las llamadas sagradas escrituras... Y ahora, comienzan a abandonar la tan peligrosa obra de alcanzar el cielo con esa torre en forma de escalera de caracol. Es que por mucha labia que se tenga, el empeño a veces resulta más grande que los empeñados. Y eso ha sucedido a quienes quisieron hoy y aquí construir una nueva torre de Babel para alcanzar no el cielo sino la Moncloa, que para algunos es mejor que el mismísimo, ya que da fuerza, poder, dulce vida, figurao y sobre todo, dinero, mucho dinero, que es, en definitivas, lo que importa. Pregúntenselo a algún político a ver: seguro que va a decir que el dinero no le importa. Hombre, si fueran sinceros no serían políticos...

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La hipocresía es patrimonio exclusivo de los seres humanos, pero de ellos la de los políticos sobresale por su enorme desfachatez. Los políticos se dedican, entre otras cosas, a mentir, engañar, prometer cosas que ellos mismos saben que no van a cumplir. Es natural. Si no fuera así no serían políticos. Y no me hablen de las excepciones, que en todos los sectores de la vida las hay, a veces muchas, a veces pocas. Pero lo que vale no es la excepción, sino la regla. Sin embargo, lo que me llama la atención no es la hipocresía de los políticos, sino la aceptación que tienen en las masas que saben muy bien cómo manipularlas y llevarlas a las urnas a depositar sus votos una y otra vez, sabiendo (porque no pueden ser tan tontos) que no van a recibir nada de lo que tanto han oído, leído y visto prometer. Es interesante y digno de un estudio serio de un sociólogo de reconocida trayectoria un estudio pormenorizado y profundo sobre el por qué el pueblo acude en masa a votar por sus líderes que los han engañado tantas veces y que los volverán a engañar una vez más. Yo no me atrevo, por dos razones: 1) porque no soy sociólogo ni tengo capacidad para hacer ese estudio, y 2) porque he llegado a la triste y real conclusión de que sería perder el tiempo, porque como cantó Julio Iglesias, la vida sigue (y seguirá) igual. Y que me llamen pesimista. Que tendrán razón...

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La figura del líder, contra lo que puede pensarse, es lo más fácil de crear, sobre todo en los pueblos adormecidos por el opio de la política, que unido al de la religión, forma un dúo que atrae a las masas hasta el punto del ridículo (esas multitudes que alcanzan el paroxismo ante el líder, como esos jóvenes que caen en éxtasis ante el grupo musical de su predilección que les provoca histeria con gritos, exclamaciones, llantos, y hasta desmayos por desmesurada emoción colectiva) y eso se observa en cada reunión o asamblea convocada por cualquier grupo político: lleno completo de personas que parecen borrachas de adicción a sus líderes que les están diciendo lo que ellas desean que les digan, y lo peor, que la mayoría sabe que es mentira eso que les trasmiten con énfasis. Porque las masas son así de fáciles: primero las convencen, después van a votarlos, y al final, lo mismo: nada de nada, pero siempre culpando a la situación o a los opositores, al mal tiempo, a los errores de algunos que han sido separados del grupo, etc. Siempre aparece alguna excusa para no cumplir lo que se promete. Y siempre está el pueblo ahí, aplaudiendo... siempre aplaudiendo...

Augusto Lázaro


@augustodelatorr

www,facebook.com/augusto.delatorrecasas


http://elcuiclo.blogspot.com.es

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