+
Lo más
difícil para un ser humano normal es descubrir si su vida es o ha sido útil y
si lo que ha hecho hasta hoy es lo más y lo mejor que podría haber hecho.
Porque es demasiado triste y frustrante llegar a cierta avanzada edad, pararse
frente a un espejo, y preguntarse a sí mismo: ¿qué he hecho con mi vida?
¿Dejaré algo cuando llegue mi última hora? ¿Alguien pronunciará mi nombre
cuando yo haya muerto? Y entonces, si hacemos eso y somos sinceros con nosotros
mismos, nos daremos cuenta de que no estamos conformes con nuestras vidas y que
quizás si pudiéramos repetirlas, haríamos las cosas de otro modo, aunque la
mayoría declare que “haría lo mismo” si le preguntaran al respecto. Yo declaro
que si pudiera repetir mi vida, todo lo haría distinto. Porque pretender
engañar a los demás diciendo lo que no se siente es, en primer lugar, engañarse
a uno mismo, y cuando se tienen tantos años esa pretensión no pasa de ser una
estupidez.
++
Como también
es una estupidez considerarse a sí mismo como lo que no se es, porque los
Einsteins y los Hawkins no abundan como las patatas fritas, y por lo tanto,
estas personas que tienen la mala costumbre de creerse eruditos y/o sabios
capaces de indicarle a sus semejantes cómo deben vivir y lo que deben hacer,
terminan por caer mal y aunque la mayoría no se los suelte en sus caras, por
detrás, como es habitual, denostan y rajan de esos individuos y en general no
los resisten ni soportan, augurándoles un futuro de soledad nada agradable que
los mantenga alejados de cualquier grupo “normal” que no se deje influenciar
por los iluminados consejeros rectificadores capaces de enmendarle la plana al
mismísimo Tolstói.
+++
Vivimos en un
mundo en que para desgracia nuestra se valora más lo externo, y donde la
cultura, la educación, la sabiduría y la inteligencia tienen realmente muy poco
valor. Y eso se muestra en los medios, sobre todo en la televisión, que es una
especie de meta que ha provocado que en la calle y en los lugares donde se reúnen
personas de diversas características, se llegue a decir que “quien no sale en
la televisión no existe”. Y estas palabras no me parecen exageradas, sólo les
añadiría que quien no posee los méritos anteriormente señalados (belleza física
y sus componentes) está condenado a pasar inadvertido y lo peor, a no poder
aspirar a una vida más plena y con mayor nivel (quizás siendo un verdadero
erudito) y a tener que conformarse con la “suerte” que le ha tocado en la única
vida que tiene, pues no hay otra oportunidad de volver a nacer para emprender
una nueva búsqueda de esa felicidad, ese bienestar y ese alto nivel de vida al
que todos, según papeles que resisten todo cuanto le garabateen encima los
poderosos que hacen las leyes, tenemos derecho…
Augusto
Lázaro
@lazarocasas38
No hay comentarios:
Publicar un comentario