+
Mientras el futuro de la humanidad está en manos de un par de locos
capaces de cualquier cosa, en España los políticos y sus medios sólo se
preocupan de un asunto intrascendental como es el famoso referendo de Cataluña
en busca de su independencia. Cada cual con su problema, claro, pero deberían
pensar un poco más que en cualquier momento a uno de esos locos se le ocurre
apretar el botón fatal y ni referendo ni Cataluña ni España ni nada...
++
Por fin se celebró el referendo que unánimemente llamaron “ilegal” sin
explicar por qué era ilegal. Al menos, no me enteré nunca del por qué esa
calificación. El caso es que todo llegó, como es característica de este país,
demasiado tarde: hasta la intervención del rey a última hora, cuando el daño ya
estaba hecho. Y lo más lamentable y triste: que todo este follón que dejó cerca
de mil heridos podía haberse evitado si se hubiera actuado desde el principio.
Pero no se hizo. Pudo más la comodidad de la espera, esperar sentados que las
cosas se resolvieran solas. ¡Ay, España!
+++
Y en definitivas, ¿alguien ganó algo con toda esa parafernalia política?
Insisto y perdonen, pero yo gobierno hubiera dejado que los catalanes votaran
todos los referendos que se les ocurriera, que al final veríamos que la mayoría
de votantes (como el voto es secreto) hubiera votado por permanecer en España
(como Québec y Escocia) y todos felices y contentos, siempre y cuando se
hubiera hecho un pacto “de caballeros” para que los vencidos aceptaran la
votación de la mayoría y se acabó. ¿Ven ahora lo fácil que todo hubiera sido?
Pero nuestros políticos son empecinados, además de aferrarse a sus ideas como
si fueran los sabios de la Grecia antigua que cuando decían que estaba
lloviendo la gente corría a protegerse de la lluvia…
++++
Y al final ¿qué? Todavía no hay independencia. Todavía sigue la
monotemática de los informativos. Todavía la gente está hasta los huevos de
tanto referendo, de tanta independencia, de tanto perder el tiempo sin que
quienes pueden se decidan a hacer algo. Seguimos esperando, como siempre. Es
nuestro verbo definitorio. Pero lo peor de todo es que la mayoría de nosotros
(y me incluyo) no sabemos realmente qué coño estamos esperando…
Augusto Lázaro
@lazarocasas38
No hay comentarios:
Publicar un comentario