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Con esta entrada
llego al número 200 desde que comencé a ejercer el derecho de decir lo que se
me antojara sin que nada ni nadie me lo impidiera. Fue mi amigo Alex Sanamé
quien me animó a penetrar este mundo tan complejo, interesante, fabuloso, de
Internet. Fue una mañana, en los bajos del edificio. No recuerdo por qué surgió
el tema, y como los presentes estaban en la onda y yo era el único inocente,
Alex me dijo:
--No dejes que la
técnica te domine, domínala tú a ella.
Y así empezó
todo... Y al poco tiempo de penetrar en las maravillas y las dificultades de
Internet, me decidí a crear este blog, al que hoy llego con el número 200 de
sus entradas. Pero ahora me debato entre las dos preguntas sin respuesta que
quizás se hagan muchos (o quizás ninguno porque a nadie preocupen): “¿hice bien
en engancharme a este bicho?” y “¿era yo más o menos feliz cuando no tenía
Internet?”. Confieso que no he podido encontrar respuesta a ninguna de las
dos...
2
En Internet
descubrí dos cosas que yo desconocía al enfrentarme por primera vez con ese
“monstruo”: 1) la enorme cantidad de personas que lo usan, y 2) la no menos
enorme cantidad de personas que tienen un blog en todo el orbe. La primera no
me afectó personalmente, pero la segunda me puso a pensar sin llegar a conclusión
efectiva en cuántas personas leerían mi blog, ya que había para seleccionar,
además del poquísimo tiempo de que el hombre de hoy dispone por la velocidad de
la vida moderna. Porque cuando decidí tener un blog pensé, de iluso, que me
leerían millones de personas en los 5 continentes, a pesar de que el mismo se
escribiría en español/castellano sin ninguna traducción, lo que reducía
considerablemente los posibles lectores a unos pocos, dentro de mis
posibilidades de conectarme con la atención de esos pocos que descubrieran el
blog accidentalmente, pues mis conocidos, contactos y amigos a los que yo
podría avisar para que me leyeran, no llegaban ni siquiera a unas cuantas
docenas. Esa conclusión me llevó a repensar y preguntarme: ¿vale la pena mantener
el blog?
3
Pero el blog es
una parte de la literatura que escribo, y de la adicción a escribir no se sale
fácilmente. Mi caso es simple: escribo más por costumbre que por otra cosa. Por
deseo de soltar las cosas que tengo almacenadas en la cabeza, porque cuando he
estado más de una semana sin escribir una cuartilla siento que algo falta
dentro de mí, y es un sentido físico además de mental. Por eso escribo y por
eso creo que he de mantener este blog indefinidamente. Indefinidamente no
significa eternamente (ni siquiera yo soy eterno), pero por el momento no se me
ocurre qué sucedería si eliminara el blog y sólo me dedicara, como antes de
tenerlo, a las cosas que uso de Internet. En esa disyuntiva estoy desde hace
algún tiempo y sin dar pie con bola continúo invariable, alejándome de la
posibilidad del cambio que debería hacer, pues como el mismo Alex me dijo una
mañana en una de nuestras conversaciones habituales, “la informática no es sólo
Internet, Internet no es sólo un blog”, y así zanjó el asunto de seguir o no
seguir. Y ahí quedó, hasta el momento, inconcluso, o interrumpido como una
serie continuada de televisión o una novela por entregas en papel...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
¡FELIZ NAVIDAD! Y QUE EN EL 2013
NOS VEAMOS TODOS MAS FELICES, SIN MIEDOS Y CON MUCHA SALUD
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