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España está revuelta. ¿Alguien lo duda? Pero
la pregunta clave es: ¿podrá arreglarse? Y su continuación: ¿habrá alguien (o
alguienes) capaz de acometer tan enorme tarea de arreglar algo que a todas
luces parece, si no imposible, sí tan difícil que habría que pensarlo
cuidadosamente para poner manos a la obra y no morir en el intento?. A mí se me
ocurre una tercera pregunta que no logro contestarme: ¿cómo hemos llegado a
esta situación? Quizás tendríamos que remontarnos en la historia sin memoria,
pero de eso se encarga Pérez Reverte en su página semanal, y además, no soy
historiador ni el más indicado para descifrar el intríngulis del por qué este
país está tan revuelto por todas partes y en todos los sectores…
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Un gobierno totalmente incapaz de defenderse
(y recordemos que la mejor defensa es el ataque) que sólo hace minúsculos
intentos cuando la oposición lo machaca, dejando en manos de la izquierda todas
las iniciativas que ésta sí tiene, y no resaltando ningún valor de la llamada
(mal llamada) derecha, que los tiene, pero que nadie conoce porque los que
dicen tener esa ideología no divulgan nada que pueda llegar a las masas, y no
es ése el único problema que presenta este país, cuyo sumario alargaría
demasiado este comentario, por lo que lo dejo para otras instancias y quizás
otras entradas, que hoy, con la que está cayendo, no siento deseos ni de
comerme una uva…
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El caso es que con tantos problemas que
tenemos nos empeñamos en rechazar su existencia, y todos (los que detentan el
poder o los poderes) están a su aire y por su propia causa: quienes ocupan un
despacho en La Moncloa quieren seguir ocupándolo por tiempo indefinido, y
quienes no, luchan denodadamente por ocuparlo. Gobierno y oposición: me
pregunto si en verdad les preocupa la situación de millones de españoles que lo
están pasando mal y con el temor, imposible de evitar, de que pronto lo pasarán
peor, a pesar de los avances económicos que tanto se pregonan en los medios, y
a pesar de que el 90% de los mismos los controla la izquierda que se resiste a
admitir que al menos se ha avanzado algo (o bastante) en la vida en general de
los habitantes de este bello país. En fin, que, esperando el dichoso 1ro. de
octubre a ver qué pasa, seguimos en stand by confiando, ilusos que somos, que
no va a suceder nada “del otro mundo”, mientras el “gordito” de Corea del Norte
se demora en apretar el botón que podría acabar con nosotros en menos de 3
días. ¡Qué panorama, eh? Pesimista, sí, pero realista. Y es mejor abrir los
ojos a seguir pensando que “estamos en el mejor de los mundos posibles”, como
dijo no sé quién (pero ustedes sí)…
Augusto Lázaro
@lazarocasas38
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