1
Como la espuma se elevó, rompiendo todas las alturas y
quizás glosando las huestes que quisieron alcanzar el cielo con su torre de
Babel, confundiendo sus lenguas para no poder entenderse según cuentan las
llamadas sagradas escrituras... Y ahora, comienzan a abandonar la tan peligrosa
obra de alcanzar el cielo con esa torre en forma de escalera de caracol. Es que
por mucha labia que se tenga, el empeño a veces resulta más grande que los
empeñados. Y eso ha sucedido a quienes quisieron hoy y aquí construir una nueva
torre de Babel para alcanzar no el cielo sino la Moncloa, que para algunos es
mejor que el mismísimo, ya que da fuerza, poder, dulce vida, figurao y sobre
todo, dinero, mucho dinero, que es, en definitivas, lo que importa.
Pregúntenselo a algún político a ver: seguro que va a decir que el dinero no le
importa. Hombre, si fueran sinceros no serían políticos...
2
La hipocresía es patrimonio exclusivo de los seres humanos,
pero de ellos la de los políticos sobresale por su enorme desfachatez. Los
políticos se dedican, entre otras cosas, a mentir, engañar, prometer cosas que
ellos mismos saben que no van a cumplir. Es natural. Si no fuera así no serían
políticos. Y no me hablen de las excepciones, que en todos los sectores de la
vida las hay, a veces muchas, a veces pocas. Pero lo que vale no es la
excepción, sino la regla. Sin embargo, lo que me llama la atención no es la
hipocresía de los políticos, sino la aceptación que tienen en las masas que
saben muy bien cómo manipularlas y llevarlas a las urnas a depositar sus votos
una y otra vez, sabiendo (porque no pueden ser tan tontos) que no van a recibir
nada de lo que tanto han oído, leído y visto prometer. Es interesante y digno
de un estudio serio de un sociólogo de reconocida trayectoria un estudio
pormenorizado y profundo sobre el por qué el pueblo acude en masa a votar por
sus líderes que los han engañado tantas veces y que los volverán a engañar una
vez más. Yo no me atrevo, por dos razones: 1) porque no soy sociólogo ni tengo
capacidad para hacer ese estudio, y 2) porque he llegado a la triste y real
conclusión de que sería perder el tiempo, porque como cantó Julio Iglesias, la
vida sigue (y seguirá) igual. Y que me llamen pesimista. Que tendrán razón...
3
La figura del líder, contra lo que puede pensarse, es lo más
fácil de crear, sobre todo en los pueblos adormecidos por el opio de la
política, que unido al de la religión, forma un dúo que atrae a las masas hasta
el punto del ridículo (esas multitudes que alcanzan el paroxismo ante el líder,
como esos jóvenes que caen en éxtasis ante el grupo musical de su predilección
que les provoca histeria con gritos, exclamaciones, llantos, y hasta desmayos
por desmesurada emoción colectiva) y eso se observa en cada reunión o asamblea
convocada por cualquier grupo político: lleno completo de personas que parecen
borrachas de adicción a sus líderes que les están diciendo lo que ellas desean
que les digan, y lo peor, que la mayoría sabe que es mentira eso que les
trasmiten con énfasis. Porque las masas son así de fáciles: primero las
convencen, después van a votarlos, y al final, lo mismo: nada de nada, pero
siempre culpando a la situación o a los opositores, al mal tiempo, a los
errores de algunos que han sido separados del grupo, etc. Siempre aparece alguna
excusa para no cumplir lo que se promete. Y siempre está el pueblo ahí,
aplaudiendo... siempre aplaudiendo...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
www,facebook.com/augusto.delatorrecasas
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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