Julio Iglesias es el que sabe. Lo sabe casi todo. Y ha
logrado sintetizar en unas pocas palabras (cantadas, pues hablo, por supuesto,
del famoso cantante) lo que fue, es y será esta vida que nos ha tocado en el
reparto de desgracias y alegrías. Julio dice, o mejor dicho, canta, la única
verdad posible, aunque tantos tontos se crean lo contrario manipulados por
tantos listillos que intentan (y logran) convencerlos (a los tontos) de que
“ahora sí vamos a cambiar este país”, y etc. Pues en lo que estaba, lo de
Iglesias (el bueno): LA VIDA SIGUE IGUAL... Y seguirá, gobierne Juan o Juana,
porque como dijo el ilustre sociólogo y demás don Macareno de la Palma Real:
“esto no hay quien lo arregle, Mundano”... y perdónenme el pesimismo que yo y
Voltaire llamamos realismo, pero la “cosa” es así desde el tiempo de las
catapultas, como le dijeron a mi amiga Leila Masdéu un día en una tienda,
escogiendo un vestido que a una de esas mujeres que no tienen la facultad del
silencio, le pareció que era una moda “del tiempo de la catapulta” para una
señora como Leila que frisaba ya un poco más de las 6 décadas.
España va camino al tiempo de la catapulta, pero no creo que
debamos echar la culpa a los partidos que van a destruirla si logran el poder
total, como todo parece indicar, sino a aquellos ciudadanos que los han votado.
Puede que haya muchos engañados, inocentes, ingenuos, pero no puede afirmarse
que en España todo el mundo es idiota, porque no lo es en realidad. La pregunta
es por qué votan a esos partidos que reciben dinero y ayuda de regímenes tan
abominables como Irán o Venezuela (por carambola de Cuba). Es que en este país
el odio a todo lo que huela a derecha hace que millones de ciudadanos vean esa
agrupación (que de derecha tiene bastante poco, por cierto) como el Diablo que
se va a comer a los niños y a enviar a los adultos a las cámaras de gas del
nazismo. Ignorancia, claro, y por esa ignorancia España está al borde del
precipicio: no sirve de nada la experiencia cubana ni la realidad venezolana.
Pero pase lo que pase no espero ver a un Pedro Zerolo protestando en la calle
por que sus hermanos de inclinación sexual sean ahorcados en los árboles
iraníes ni a las defensoras de la femineidad salir en manifestación por que a
sus hermanas las maten a pedradas en plazas públicas de muchos países
islámicos. Eso no sucederá. Y me pregunto por qué. La respuesta es muy simple:
porque todo es una farsa y no existe verdadera preocupación por defender a los
homosexuales ni a las mujeres lapidadas en esos países. Eso es todo. Así de
simple. Y de terrible.
Pero no hay que alterarse. No hay que preocuparse. No hay
que tomar pastillas para conciliar el sueño. Aquí no va a suceder nada de eso.
Ni de lo otro. Ni de lo de más allá. Gane quien gane en las elecciones el Reino
Unido seguirá en la Unión Europea, Grecia seguirá en al euro, los inmigrantes
seguirán arribando a nuestras costas en pateras improvisadas como los cubanos
que se lanzan (todavía) al mar encima de un neumático inflado con una docena de
personas (incluyendo niños) a bordo, Urdangarín no irá a la cárcel, la policía
seguirá deteniendo delincuentes y los jueces seguirán dejándolos libres al día
siguiente, los corruptos no se acabarán, los aforados seguirán siendo miles
(único país de la UE), el paro no bajará del 20%, los salarios no aumentarán,
el poder adquisitivo bajará más todavía, la paga extra de enero de los
pensionistas será un recuerdo triste, las leyes no serán iguales para todos (y
nadie las respetará), la III República no se implantará jamás en la península,
Al Andalus será española per seculam seculorum, y... ya pueden imaginarse todo
lo demás, que desde que el mundo se conoce como mundo LA VIDA SIGUE IGUAL...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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