Tú a tu casa, yo a
la mía, solución genial para que las parejas duren al menos lo que dura el amor
eterno según filósofos/filólogos/filófilos: ¡3 años! Hombre, eso era en el
siglo XX felizmente pasado, aunque el XXI de feliz va teniendo muy poco, pero
no viene al texto (por ahora). Actualmente, el amor eterno dura menos de 12
meses, va en picada permanente, y eso sin escepticismo, que si a esto añadimos
un poco de eso que dijo Sartre que había inventado él que por supuesto era una
de sus tantas bobadas que millones se tragaron, entonces dura unos 6, los que
llevamos Encarni y este seguro servidor (un poco de diplomacia no viene mal del
todo), disfrutando de un amor que no muere porque está latente, sobre todo
porque somos dos seres que no tenemos en común absolutamente NADA. Esa es la
clave. Nada de nada, sólo que la pasamos requetebién cuando no estamos
discutiendo en nuestros laberintos sin fin de intentar ambos al unísono
descubrir por dónde le entra el agua al coco.
--Te lo dije. Pero
a ti decirte algo es como decírselo al vendedor de mangos de la terminal.
--Pero si en la
terminal no hay ningún vendedor de mangos, querido.
--Precisamente...
Somos una pareja
realmente encantadora: ¿una pareja que nunca discute? Pues está muerta, tiene
sangre de cangrejo, dos vegetales que aún respiran, bobos de la yuca
enyuntados, resignados a la nadería, sin alma y sin sal, condenados al fracaso,
paripé del amor, mentiras tuyas, muchacho, eso es imposible, la serenidad
perpetua, no juega, no gana, no vende, y en fin... que no, hombre, que no, no
puede ser.
--¿Cuándo vamos a
visitar a tu amiga que tanto ha insistido en que vayamos a verla, que está muy
sola, y que...
--Es que tanta
insistencia me relame un poco.
--Traduce, que ese
idioma no lo conozco.
--Ya veo que son
muchas las cosas que no conoces.
--Pero bueno, deja
el brete y aclara lo de que te relame la insistencia de tu amiga.
--Pues nada, que
con tanta insistencia me pregunto qué se traerá.
--Qué desconfiada
eres. ¿Qué se va a traer?
--¿Tú qué sabes,
si apenas la conoces?
--Cierto, pero la
conoces tú y no creo que alguna de tus amigas no esté a la altura de tu
categoría.
--La ironía no te
sienta bien, querido.
--L Q T D Q, pero
entonces ¿qué?
--¿Qué de qué?
--¿Vamos a no
vamos a casa de tu amiga?
--Déjame pensarlo.
--Para ir a
visitar a una amiga ¿tienes que pensarlo? El colmo.
--Mejor me callo y
no te digo lo que quisiera decirte.
--Ya me lo
imagino.
--Qué va, si te lo
imaginaras me soltarías una de tus groserías.
--¿Tan malo es lo
que quisieras decirme?
--Pues sí, tan
malo es... mejor intenta imaginártelo a ver si puedes,
y así me ahorras
el calificativo.
--Ya está bien de
atracarse de cascaritas de chayote, nené. Mira, si tienes que pensarlo,
decidido: no vamos y se acabó.
--¿Sabes una cosa?
Que de pronto se me ha ocurrido que tienes razón, o sea: vamos a visitar a mi
amiga...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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