1
Toda precaución es poca, siempre se nos queda algo fuera del
tintero y ahí mismo nos dan el fotutazo. Y el fotutazo duele, sobre todo
dentro, muy adentro. Enseñanzas de mi padre y de algunos otros familiares y
amigos de la familia que aprendí desde niño:
--no darle mucha confianza a nadie, en la confianza está el
peligro y en el peligro el despelote
--mantenerse siempre lejos de la estupidez y de quienes la portan
--abrir mucho los ojos y cerrar mucho el bolsillo
--nunca meterse entre marido y mujer o entre parejas que
discuten o pelean, queda uno como impertinente y hasta puede recibir algún que
otro puñetazo de él y carterazos de ella
--no tomar partido por ningún partido (político) y la política,
mientras más lejos mejor, al igual que los amores, y cuidado con descuidar esta
máxima:
--ni con miembros de la familia, ni con vecinos de la cuadra, ni
con compañeros de estudio o de trabajo, nooo: el amor, mientras más lejos, más
saludable. Y esta otra, genial, que me ha servido de mucho y cuando la he
descuidado, al final siempre salgo como el malo de la película:
--"no hagas favor que no te pidan, pasarás por santo o por
entrometido, carreras ambas largas y de mucha penitencia" (*)
Por eso, lo mejor es: yo por aquí, la humanidad por allá...
2
A mí la humanidad no me da insomnio (duermo 6 horas de un tirón,
aunque haya bulla, pues lo que me despierta de súbito es que alguien en mi
habitación encienda una luz, ahí sí, pero ¿quién va a encender una luz en mi
habitación si yo duermo solo y sin compañía?). Pues eso, que la humanidad
resuelva sus problemas, que a mí nunca me ha resuelto ninguno, por suerte. Dice
el periodiquero de la esquina que yo soy un misántropo. Parece que al hombre,
de tanto estar entre periódicos y revistas, se le ha pegado algo. Puede ser que
yo sea un misántropo, pero me pregunto si la humanidad merece que uno se
dedique a servirla sin condiciones ni peros. Tal como está, o como yo la veo, mejor
es olvidarse de ella y a la porra. ¡La humanidad! Vaya, hombre, ¿y yo qué, no
formo parte de la humanidad? ¿Cuenta conmigo la humanidad cuando decide algo o
toma una medida o acepta o rechaza algún plan? Claro que no. Pues al carajo la
vela. Cada cual a su aire, y así nos llevamos divinamente la humanidad y yo,
sin meternos la una con el otro, o viceversa...
3
Y rodando y rodando, que quien mete sus narices donde no debiera
termina como el carnero que pierde su lana con el trasquilado, o como el famoso
gallo de Morón: sin plumas y cacareando. Yo como si nada, que a estas alturas
de mi vida mis dos palabras favoritas son paz y tranquilidad, que producen un
gozo exquisito, y si éstas se acompañan de la eximia soledad, mucho mejor. Me
lo decía mi padre, siempre con sus refranes, máximas, sentencias y dicharachos
basados en su propia experiencia que intentó (y logró en muchos casos)
transmitirme: "lo mejor es no meterse en nada, cerrar el pico y abrir las
guatacas, a ver por dónde viene la comparsa". Y si la comparsa no viene,
yo no pienso ir a buscarla. Eso seguro...
(*) tomada de la novela Gaspar
Pérez de Muela Quieta, del
cubano Gustavo Eguren
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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