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¿Es
imprescindible la hipocresía? Si juzgamos por las personas que suelen hacer uso
de ella (casi toda la humanidad) diría que sí: es imprescindible. La cuestión
es en qué momento, situación, circunstancia, se debe practicar esa virtud que
otros denominan defecto o viceversa. No conozco a nadie que no haya sido alguna
vez (o muchas veces, o siempre) en su vida un hipócrita. Creer que hay personas
real o totalmente sinceras es como creer que hay personas totalmente buenas o
totalmente malas, y eso no es así, pues en las personas buenas hay matices
malos y en las malas hay matices buenos: lo que prima es lo que la define como
buena o mala persona. Pues lo que prime en la hipocresía de cada cual, o sea,
la cantidad que
se imponga en su característica, es lo que define a esa persona: algunas veces
hipócrita, pero sólo algunas veces, el resto del tiempo sincera, pues es una
persona a la que no puede catalogarse de hipócrita porque un día, una vez, o
algunos días, algunas veces, haya sido hipócrita. Gloso a Cristo: quien nunca
haya sido hipócrita que me escupa la cara.
2
¿Es necesario
mentir? Pues a veces sí, y me contradigo con lo que expresé en un post hace
algunas semanas, de que mentir es una rama de la hipocresía (¿o al revés?) y
que siempre puede eludirse la mentira, o sea, la hipocresía, pues dándole
vueltas al asunto me he dado cuenta de que es imposible no mentir jamás: en
alguna ocasión lo hemos hecho, al igual que con la hipocresía, que en alguna
ocasión la hemos practicado. Eso no significa que seamos mentirosos ni
hipócritas, sino que dentro de cada personalidad humana se esconde una
oportunidad en que lanzamos al aire una mentira o nos comportamos como
hipócritas delante de personas con las que nos relacionamos, sin poder (o sin
querer) evitarlo, por razones tan variadas que sería muy extenso señalar. Otra
cosa es engañar: me parece que en el engaño se esconde una intención y que
nunca es espontáneo: no se engaña a nadie sin tener, aunque no se reconozca,
una motivación definida dentro de la intención con que se hace. Pero esa tela
da para muchos cortes.
3
Cuestión, que
llegamos a la conclusión de que el ser humano es, por naturaleza, una suma de
virtudes y defectos, y que cada cual tiende a juzgar a sus semejantes
priorizando sus defectos, que siempre se encuentran, porque cada ser humano los
tiene, y algunas veces a montones. Pero lo interesante y a la vez preocupante
es que actualmente la humanidad está avanzando en el camino de la impostura: la
sinceridad se ha vuelto peligrosa y lo que más se logra practicando esa virtud
es buscarse problemas, o malentendidos, o que a la persona “tan” sincera
siempre se mire con desconfianza, por la naturaleza escasa que muestra al decir
siempre y con crudeza lo que piensa. Decir lo que se piensa no es muy agradable
para quien lo oye, y si lo que se piensa afecta al que lo oye, peor todavía.
Nos buscamos enemigos diciendo siempre la verdad sin tapujos. Y sin embargo,
mintiendo, raras veces caemos mal y no vemos enemigos entre quienes nos
escuchan mentir. El clásico ejemplo es un político cualquiera, que miente sin
cesar y a pesar de eso recibe aplausos, vivas, asistencia a sus mítines, y lo
mejor (o lo peor): recibe votos que lo llevan al altar del poder para que siga
mintiendo, engañando, prometiendo lo que todo el mundo sabe que no va a
cumplir, aunque muchos aparenten creerlo. Me pregunto si es que la humanidad se
ha vuelto totalmente idiota...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
pd: próxima
entrada: ¿se acuerdan de Encarni? Pues aquí estará otra vez
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