¿Teme usted a la muerte? Pues deje de temerla: si usted se
muere tendrá tal cantidad de ventajas que vale la pena pensar en ese trance con
una amplia sonrisa. Oiga... o mejor dicho, lea. Si usted se muere:
--No se cansará nunca más: no hacer nada no cansa, y usted
estará sin hacer nada eternamente.
--No tendrá más dolores de cabeza, de barriga, de muelas, de
nada. Usted estará libre de dolores físicos. Y hasta morales.
--No se preocupará más por su apariencia personal:
envejecimiento, arrugas, piel colgante, vestuario, etc. Ya nada de eso le
ocupará ni un segundo en su mente.
--No tendrá que ocuparse de comprar ropas ni zapatos ni
jabones ni pasta dental. Nada. Se acabaron los gastos en cosas terrenales
baladíes.
--No le interesará poner el despertador, pues ya no tendrá
que levantarse temprano para ir a trabajar: por fin usted habrá librado de ese
coñazo del trabajo y del imbécil de su jefe. Y para siempre. Claro que no
tendrá pensión, pero no le hará falta, no necesitará dinero para nada. Al fin
podrá prescindir del vil metal.
--Se olvidará de la amenaza de desahucio: nadie lo sacará de
donde esté ni habrá ningún banco hostigándolo con la hipoteca. Tremendo lío se
quitará de encima. Tranquilidad total en cuanto a la vivienda, que en lo
adelante será gratis y de por vida... es decir, de por muerte.
--Nada de reuniones, asambleas, manifestaciones,
concentraciones, protestas, pancartas, porrazos en la chola, etc. Usted estará
justificado para no tener que asistir a ninguna de esas escaramuzas tan
frecuentes últimamente en nuestras calles.
--Se terminarán los papeles, las citaciones, los
formularios, las fes de vida, los cobros en el banco, los descuentos, las
entradas incómodas, los créditos en su cuenta de ahorros (o corriente): usted
no tendrá ninguna cuenta, amig@. Créame, l@ envidio.
--Los vecinos impertinentes con sus ruidos y sus televisores
a todo volumen no volverán a molestarl@.
--No verá moscas, mosquitos, cucarachas, arañas, ningún
bicho lo importunará en lo adelante, y si alguno lo hace, ni se enterará.
--Se acabará la cocina, el fregado, la ducha, el afeitado
diario (qué faena), ninguna ocupación doméstica, ningún niño malcriado
aturdiéndolo con sus jodentinas, ninguna vecina metiéndose en lo que no le
importa, fuera todas esas molestias que no le dejaban ni leer el periódico en
paz.
--Y eso de leer el periódico para dispararse las mentiras de
los políticos, la hipocresía de los empresarios, los chanchullos de los
sindicatos... todo eso se irá a volina, como el papalote de Cuquito.
--Enterrado (nunca mejor dicho) todo tipo de preocupaciones,
sufrimientos, ansiedades, estreses, iras, cabreos, insomnio, dolores,
analíticas, consultas médicas, colas en los supermercados, rebajas, mandados,
nietos al parque los domingos, dominó en el centro de mayores... no, si cuando
yo lo digo: ¡l@ envidio, amig@ mí@!
Así que si se acuerda de la muerte, ríase, que otra cosa no
merece esa señora a la que muchos llaman “la pelona” con su ya no tan temerosa
guadaña...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es
1 comentario:
Jaja, me ha encantado pero tú no te mueras nunca ¿vale?
Besos, abrazos , sonrisas y cariño para tí!!
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