Reproduzco un artículo publicado en la edición digital de la revista TIEMPO en la sección El rincón del lector, titulado ESPAÑA... ¿con todos?
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como una comparsa...
Ha sucedido otras veces, la última durante la etapa de
efervescencia de los Juegos Olímpicos: toda España parecía vibrar con la
esperanza de que fueran concedidos a la ciudad de Madrid. No se oía ni veía en
ningún medio una opinión en contra. Si
las había, permanecían ocultas o a nivel de calle y en voz baja. Eran opiniones
silenciosas, opacas, “prohibidas”...
Ahora sucede lo mismo con la cacareada consulta soberanista
de la Comunidad Autónoma de Cataluña, llamada pomposamente Generalitat.
Parece que toda España está en contra de que se celebre esa consulta popular,
que nadie opina una palabra en su favor, que si existe una opinión contraria a
la oficial, es otra vez una opinión silenciosa, opaca, “prohibida”...
La unanimidad no existe y nunca ha existido ni existirá,
porque no hay dos seres humanos que piensen igual sobre cualquier asunto.
Pretender que todo el mundo piense igual sólo se comprende en un régimen
totalitario como el cubano o el norcoreano. Y ahora, con este asunto de la
alharaca independentista catalana, parece que todos los periódicos, todas las
radios, todas las televisiones, en fin, todo el mundo, está en contra de esa
consulta popular. Los tertulianos y sus similares basan su falsa unanimidad en
que es anticonstitucional. Vaya palabrita. Como si la sacrosanta Constitución
española fuera un digno ejemplo de perfección e infalibilidad, olvidando que no
es más que un papel confeccionado y escrito por un grupito de personajes que no
eran más que seres humanos como usted y como yo, que por cierto, se han
equivocado bastante en los contenidos de semejante Carta Magna. La historia y
los hechos lo demuestran.
Pienso que España está jugando con fuego y que se va a
quemar de continuar esta actitud de pretender una opinión unánime sobre
cuestiones de suma importancia para sus habitantes. Cuando se nota en el
ambiente que “todo el mundo” está de acuerdo con algo, es que algo anda muy mal
en el seno de la sociedad aparentemente igualitaria en un pensamiento único sin
oposición ni discrepancia. No reconocer el derecho a discrepar es mal síntoma:
es un síntoma de una sociedad enferma que se hace llamar democrática y con sus
pretensiones oficiales pisotea esa democracia, impidiendo por presiones
inaceptables que otros piensen distinto a como se piensa oficialmente.
¿y por qué no se permite?, me pregunto...
y encuentro una respuesta fácil: el gobierno y los poderes
del Estado y del Reino no quieren permitir que se consulte al pueblo catalán
sobre si desea separarse de Estaña y ser independiente, por una simple razón:
el miedo a que el SI gane y entonces todos esos que han
insistido tanto en que no van a permitir que eso suceda, tendrán que meterse su
intención en salva sea la parte, humillados y vencidos... Pero no hay que
asustarse, si tan seguro están de que los catalanes no desean ser
independientes, insisto en preguntar: ¿Y POR QUE NO SE PERMITE la consulta?
Como ha sucedido en Canadá y sucederá en el Reino Unido. ¿O es que España no
puede ser un país civilizado y realmente democrático?
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
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