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Hace algún tiempo leí una entrevista que le hicieron a Julia
Roberts en la que ella confesaba que no estaba en ninguna red social ni en nada
de Internet que la hiciera apartarse de su principal tarea en la vida: ser
feliz. Desde ese mismo momento estoy pensando en serio en esas aparentemente
simples declaraciones: primero me desconecté de Twitter, entré en Facebook y
allí me mantuve por un tiempo quizás demasiado largo, hasta que decidí
desactivarme también de esa red y quedarme sólo con mi correo electrónico y el
blog La Envolvencia, sabiendo que a ambos nadie les presta atención, por lo que
no sería de sorpresa que cualquier día mandara todo a la mierda e intentara
ocuparme de cosas que me dieran más felicidad. Y eso fue lo que escribí en el
cuestionario que hace Facebook a quien desea irse de sus páginas: Al final de
los motivos hay un punto que dice OTROS y ahí escribí lo siguiente:
(Quiero salir de Facebook) porque hice una encuesta entre
unas 100 personas y resultó que quienes no estaban en ninguna red social eran
más felices.
Y eso es todo: con eso me convenceré de algo de lo que
siempre dudé: quienes realmente tengan interés en comunicarse conmigo y
compartir opiniones y puntos de vista, tienen la vía confiable del correo
electrónico, el blog, o cualquiera otra forma de contactar fuera de las redes
donde tanta tontería se distribuye (los sms de los móviles que han caído en
desuso son casi idénticos a ese whatsapps tan utilizado por quienes creen que
es la novena maravilla del mundo informático).
. Al final, lo sé y no me engaño, serán los famosos 4 gatos
que siempre me han seguido de verdad los que me contactarán. Pero a todos les
digo: con eso me basta. Con eso seré más feliz que con tanta hipocresía y tanta
farsa de escribir una cosa que se está muy lejos de sentir. Ahora me siento
mejor, con menos complicaciones, sin tener que ocuparme de responder a cosas
que no me interesan y de inventar comentarios sobre otras que ídem, y dedicar
más tiempo a lo que verdaderamente creo que tiene importancia. Agradezco a
quienes atendieron lo que publiqué y les deseo que, aunque sigan en Facebook o
en cualquier otra red social, sean más felices todavía, sobre todo con muy
buena salud, que para mí es lo más importante que puede tenerse en la vida para
lograr esa felicidad tan añorada y tan difícil de conseguir...
++
Como la situación del mundo en general está para salir
corriendo a sacar un billete de ida a Marte, y cuando la humanidad estaba la
muy tonta esperanzada en que, como dijo Luis María Ansón, éste sería “el siglo
de la razon” (y cada día comprobamos que será todo lo contrario), lo mejor
sería irse acostumbrando a vivir para uno mismo y olvidarse de problemas ajenos
que sólo pueden traernos más dificultades e ingratitudes, pues ya desde los
tiempos de Martí lo sabemos, cuando en su carta a Máximo Gómez para que se
uniera a la guerra de independencia cubana, le dijo: “sólo puedo ofrecerle el
placer del sacrificio (¿?) y la probada ingratitud de los hombres”. Y Martí
siempre estuvo muy claro en lo que se podía esperar de la humanidad...
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Yo no espero nada. Y he descubierto (quizás demasiado tarde)
que lo mejor es no esperar nada. De nada ni de nadie. Así no me sorprenderán
acciones que no espero de quienes considero mis amigos, conocidos, o personas
con las que tengo que contactar, aunque no lo desee, día a día. No quisiera que
fuera así, pero el mundo en que vivo (vivimos) no nos brinda otras opciones en
nuestro comportamiento. Dicen algunos filósofos de café cortado que para que el
mundo sea mundo, tiene que haber de todo. ¿Será cierto?
Augusto Lázaro
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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