1
He leído que Albert Einstein tenía 160 de coeficiente
intelectual. No sé si será cierto. Tampoco sé si es un coeficiente alto, normal
o bajo (me inclino por lo primero), pero echando un vistazo a cómo va el mundo
(y el mundo lo componen las personas, la Naturaleza, y otras cosas, la mayoría
de las cuales han sido creadas por seres humanos, para bien algunas, para mal
otras) el coeficiente intelectual de los habitantes de este planeta va en
picada cada vez con más fuerza. Porque de casi todas las calamidades que
estamos (y estaremos) padeciendo, tienen la culpa los seres humanos que al
parecer cada día pierden un poquito más de sus capacidades intelectuales y se
suman a quienes se dedican a perder su tiempo en actividades que nada producen
y sí los arrastran, irreversiblemente, a una decadencia que a la larga
perjudicará a todos los habitantes de La Tierra, no sólo a ésos que cada vez se
acercan más a una nueva mayoría imparable y dominante...
2
Einstein dijo una vez que “en la vida sólo hay dos cosas infinitas:
el Universo, y la estupidez humana... y a veces dudo de la primera”. Quizás el
cerebro más preclaro del siglo XX previó (citando el subtítulo del libro de
Pino Aprile) “el imparable ascenso de la estupidez”, lo que puede fácilmente
comprobarse en las conversaciones que mantienen las personas, sobre todo los
jóvenes, y hablo, claro, de la mayoría, no de todos, en las que no se oye nada
que tenga que ver con asuntos culturales o de interés científico, técnico,
artístico, literario, etc., sino sólo de asuntos tan baladíes y reiterativos
que tal vez por eso los jóvenes han decidido que, como tienen poco o nada de
interés que decir, lo mejor es dedicarse a sus aparaticos llamados móviles (en
América celulares) y olvidarse de cualquier contacto realmente humano con
amigos o conocidos con los que suelen compartir parte de su tiempo. Por cierto
que últimamente no son sólo los jóvenes los que manipulan a sus anchas ese
aparatico que forma una parte importante de su quehacer vital, en cualquier
sitio donde estén...
3
No es que yo sea de esos que suelen decir “cualquier tiempo
pasado fue mejor”, cosa por cierto muy discutible según desde qué punto se
analice o se mire, pero confieso que tanta estupidez no la había visto antes, y
lo peor, la celebración y el apoyo con que cuentan quienes menos capacitados
están para ocupar ciertos cargos o ser un personaje vomitivo que triunfa en la
TV. No hay más que leer la mayoría de los libros que se publican, las canciones
que triunfan y arrastran pasiones, las obras que se presentan como gran arte,
los “aportes” que se hacen a las distintas manifestaciones de la ciencia y la
técnica, donde diariamente aparecen nombres que supuestamente han “creado” algo
bueno para la humanidad, que después de algunas semanas jamás se vuelve a
mencionar. El tiempo en que vivimos lo resume claramente un microdiálogo
sostenido por un padre con su hijo. El padre le dice:
--¿Y qué quisieras ser cuando seas grande, hijo?
El hijo no lo piensa dos veces y le contesta:
--¿Yo? Hombre, papi, pues... un idiota...
Augusto Lázaro
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
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