Al principio de crear LA ENVOLVENCIA recibía algunos
comentarios (no muchos) sobre las entradas que solía publicar los lunes, sin
faltar uno solo de esos primeros días de cada semana. Poco a poco, los
comentarios fueron desapareciendo, hasta no tener ninguno. Recuerdo que en
aquel entonces yo también solía leer algunos blogs de personas amigas o
conocidas vía Internet, así como otras publicaciones a las que dedicaba con
mucha atención varias horas de mi tiempo semanal. Mis lecturas de esas
publicaciones también fueron decreciendo, hasta llegar a hoy, que realmente
dedico muy poco tiempo a leerlas, dándole preferencia a los periódicos y a
algunas revistas o suplementos de esos periódicos, pues prefiero leer en papel
y no poner mis ojos un par de horas en la pantallita que nada bueno reporta a
la vista, según consenso médico/especialista. Pero en fin, que el caso es que
he llegado a la conclusión de que en el mundo hay demasiadas cosas que
requieren nuestra atención, entre ellas la lectura, y que como de todos modos
vamos a morirnos, y algunos “más temprano que tarde”, tenemos que priorizar
nuestro tiempo dedicado a la lectura, y por lo tanto, Internet queda relegado a
segundo plano, en lo que respecta a mi caso personal, que nunca he sido de esos
que se pasan el día pegados a sus computadoras (ordenadores) y a sus móviles
(que también tengo y al que dedico menos de una hora al día) como si la vida
para ellos se redujera a esa dedicación con visos patológicos en la mayoría de
los casos...
Demasiados blogs, sin dudas algunos interesantes, pero el
día sólo tiene 24 horas, a las que descuento las 6 que dedico a dormir, y otras
6 a menesteres domésticos y de otra índole más práctica, y el resto a la
lectura, con algo de música y de películas o series por TV, a las que dedico
bastante poco tiempo. Y ni siquiera pienso ya en la cantidad de libros que me
voy a morir sin leer, pues sería, además de inútil, estúpido padecer por algo
que no tiene remedio posible. La leche derramada. En lo que hay que esforzarse
es en que no se derrame, y lográndolo nos ahorraríamos muchos sinsabores y
frustraciones evitables. Y volviendo al temita del blog y de sus derivados,
escribir es además de todo lo que de esa acción intelectual se ha dicho y no
voy a repetir, una costumbre que es muy difícil de quitar. Quizás por eso, a
partir de ahora, de vez en cuando, me dedique a teclear alguna tontería que tal
vez sea leída por unos cuantos que no encontrarán nada más productivo que
hacer, y por ello merecerán mi admiración y mi asombro...
En resumen, que La Envolvencia no desaparecerá de mis
quehaceres como el Twitter (por razones ya explicadas), ni tampoco el Facebook,
al que sólo dedico el tiempo imprescindible para ver (también asombrado) cómo
todavía hay algunas personas que se ocupan de leer lo que yo escribo, a pesar
de que conozco a muchas que SI tienen cosas importantes que hacer en sus vidas,
por lo que mi agradecimiento a ellas es óptimo. Y en cuanto al blog El Cuiclo,
igualmente de vez en cuando aparecerán textos literarios para continuar con el
espacio sin que de pronto se evapore por arte de Blogger y no se puedan
encontrar las novelas y las piezas teatrales que he publicado en ese blog...
Por lo tanto y expuesto, queridos amigos, mis respetos a
todos en general, incluyendo por supuesto a aquellos que dedican muchas horas
diarias a este invento que ha revolucionado (o involucionado) nuestras vidas
hasta el punto de que hay millones de seres humanos que preferirían no
alimentarse antes que renunciar a sus celulares o a su dedicación a Internet,
que puede ser muy bueno, y también muy malo, dependiendo del uso que se le dé y
de lo que se busque y encuentre en sus millones de páginas web. La vida es eso,
como diría el poeta Manuel Díaz Martínez, pero también es otra cosa
fundamental: vivir. Vivir primero, y después todo lo demás... Un abrazo enorme
de
Augusto Lázaro
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
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