Una de las frases históricas más certeras que dijo Karl Marx fue
(si es verdad que la dijo): "lo único cierto es la duda". Digo si es
verdad porque a Marx se le atribuyen tantas ideas, palabras, pensamientos,
acciones, que muchas veces me he preguntado cuántas de esas cosas a él
atribuidas serán suyas y no del rumoreo humano que ha existido desde que el
hombre cavernario se convirtió en erecto y caminó como una estaca, y tan
altanero que incluso en nuestros días miramos con admiración esa transfor
mación
que no sé a cabalidad si la hemos mejorado o si la hemos puesto bocabajo,
superando los rasgos salvajes que entonces tenían y que ahora quizás tengamos
más los bípedos que poblamos y destruimos día a día este planeta llamado
TIERRA.
Ya sé que comienzo hablando del pan y de pronto cambio el tema
hacia el vino (por citar a los clásicos), pero no me negarán que cuando una
persona habla con otra también incurre en estos pases que inevitablemente, en
mi caso, llevo a la escritura, porque me gusta y porque a veces en el cambio
aparece algo de más interés que lo que aparecía como el comienzo de un
micro-estudio sobre -en este caso- el marxismo, filosofía que nunca me
convenció, a pesar de su buen sentido y sus deseos quizás nobles, pero que en la
práctica se ha demostrado que no pasa de ser el gran fracaso, o como diría un
escritor mucho mejor que yo, "la gran estafa del siglo XX" (y el
título sí es sic).
Pero tomando la duda como el quid de la cosa de esta entrada (o
post, como suele decirse), así dicha tan simple parece algo normal que padece
todo ser humano y que yo experimento y he experimentado a lo largo de mi larga
vida, y que me ha provocado, lo confieso, muchos momentos de angustia,
decepción, y hasta un poco de misantropía cuando la duda procede de haber
perdido la fe en un ser querido que no responde en su momento cumbre a mis
expectativas. Entonces surge la duda como un pinchazo eléctrico en el mismo
corazón. Y créanme, la duda ante algún ser querido duele mucho más, y ofende,
aunque no tenga fundamento, tanto al ser dudado como al ser dudante (o dudoso).
La pregunta: ¿podemos librarnos de la duda? (las respuestas, que son varias,
merecen otro post ).
En todo caso (o mejor, en todos los casos) yo siempre he optado
por otra máxima que no sé de qué
cosecha es: "ante la duda, abstente", y eso es lo que hago, a pesar
de que últimamente son tantas las dudas que de seguir con ese ritmo voy a
terminar cambiando mi verbo favorito (esperar) por este otro nuevo y de nuevo
calibre: abstener(me). Y así evitar cualquier problema, aunque me cataloguen de
apático, lo que no va a quitarme el sueño. Sin dudas.
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
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