Agosto: la ambición descansa... aparentemente.
Aparentemente, porque la ambición jamás descansa, y si se trata de la ambición
de los políticos... por favor, esa ni siquiera duerme un par de horas. Dicen
los que conocen el ambiente de cerca (de lejos lo conocemos todos) que los
políticos duermen con un ojo abierto y el cerebro maquinando: maquinando cómo
pueden ganar más y correr menos riesgo. Porque al final de lo que se trata es
de encontrar a alguien que pague por todos y salir del lío de la búsqueda en la
mamandurria tan impolutos como la infanta doña Cristina, que duerme
plácidamente porque sabe que a ella, como a casi todos los pejes gordos, nada
malo le sucederá...
Varias veces he propuesto a ese fantasma del Consejo de
Estado (que nadie sabe ni siquiera dónde está –yo sí-) que se cambie el nombre
de nuestro bello país por el de IMPUNILANDIA. Pero ñiringa de pato uyuyo, nené.
¿Usted se ha dado por enterado? Pues el C de E tampoco. ¿Usted se ha dignado
contestarme, aunque sólo sea para mandarme a donde solía mandar a la gente el
difunto Fernán Gómez? Pues el C de E tampoco. Nada, majines, que eso de atender
y contestar propuestas de un zoquete como este servidor pasó de moda. El C de E
de seguro pensará: ¿y quién es este individuo que se atreve a sugerirnos algo?
Pues que le conteste el toro de Osborne, que nosotros (el C de E) no estamos
para atender gilipolleces... Y tienen razón, después de todo...
La “cosa” es que en España hubo un momento (eso oí decir o
leí en un periódico que dice que siempre dice la verdad) y puede que todavía lo
haya, en que aquí había más funcionarios y más coches en el gobierno que en La
Casa Blanca. Así como suena. Yo no sé si esto será verdad, aunque no lo pongo
en duda, siguiendo mi filosofía barata de no poner en duda absolutamente nada.
Tampoco de creerlo todo. Pero el asunto del despilfarro existente en nuestro
país tiene rigores patológicos: nos creemos más sobrados que Tony Soprano, por
eso tiramos casas por ventanas y ahora nos hemos quedado con... la lengua
afuera, jadeando y pensando cómo
saldremos de esta crisis que ya dura demasiado...
Pero como dice la canción, “hay quien vive junto al vicio /
como vive una flor junto al pantano”, y no todo es un horror, no señor: usted
tiene la oportunidad de salir de la crisis y de olvidarse de sus problemas y a
gozar y a bailar con la sinfónica nacional (sic): siga estas instrucciones y ya
se acordará de mí con agradecimiento:
--“a la tierra que fueres, haz lo que vieres”, en caso de
que se mude de país, pero si no se muda y sigue en éste, también aplique el
refrán y haga lo que ve que hacen los que triunfan y se forran sin que el peso
de la justicia caiga sobre ellos, o sea: vuélvase corrupto.
--si no puede o no quiere volverse corrupto como cada día
más lo hacen, entonces, recójase en su habitación, recueste su cabeza en su
butaca preferida, récele una novena a Santa Tecla con su correspondiente vela
(el color lo escoge usted) y espere tranquil@. Estoy seguro de que la santa le
echará una mano para que usted vuelva a sonreír y cuando mire alrededor no vea
nada que se parezca a una crisis. Créame, ambas opciones son infalibles...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
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