1
Tenía 81 años y aunque se conservaba en buena forma física,
a esa edad siempre hay achaques, molestias, dolores, en fin, que no hay a la
edad que tenía su... llamémosla novia: 26, con la que el hombre se empeñaba en
contraer nupcias oficiales y religiosas, a pesar de las protestas de hijos y
propios que pensaban que la jovenzuela lo que pretendía era heredarlo... y
pronto. La jovenzuela era en verdad un bombón, a decir del vecindario y de
amigos de la familia que la conocían de vista y algunos de trato. Una de esas
niñas que al pasar contoneándose no hay vista capaz de resistirse a mirarla.
Pues sí. Los hijos del caballero todavía andante solían llamarlo a contar para
prevenirlo sobre su supuesta locura. Un día uno de ellos le dijo:
--Pero papá, ¿es que no te das cuenta de que además de tu
dinero esa mujercita te va a pegar los cuernos por docenas?
Ese día el viejo estaba en el apogeo de su ilusión. Por eso
contestó al hijo de forma rotunda:
--Pues mira, hijo, te diré algo: prefiero un bombón
compartido con muchos a un saco de huesos para mí solo...
2
Admirador de Saramago hasta el punto de haber leído todos
sus libros, nuestro ilustre don Macareno de la Palma Real, estimulado por su
fantástico éxito con el tratado sobre el por qué la humanidad se está volviendo
cada día más cretina, ahora está dedicado enteramente a un nuevo proyecto
ensayístico que según confesó a su amigo íntimo don Recaredo de la Tarifa
Plana, piensa titularlo
ENSAYO SOBRE LA HIJEPUTADA,
rindiendo así homenaje a su autor favorito -Saramago-
(en)glosando dos de sus títulos: ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ y ENSAYO SOBRE LA
CEGUERA, con los que el Nobel portugués lo deslumbró al punto de tener que
consumir comprimidos de Alidón por la excitación y el nerviosismo que le
produjeron las lecturas de tamañas joyas literarias. Ya repuesto, don Macareno
se ha encerrado en su habitación y ha colocado en la puerta un cartel donde se
lee: NO MOLESTEN, CARAJO, QUE ESTOY CREANDO MI OBRA MAESTRA...
3
Las dos sentadas una al lado de la otra en un vagón de la
RENFE. Las dos bastante jóvenes, sin pintura, bien vestidas, conversando en voz
mediana, casi sin parar, y a veces ambas al unísono, lo que me imagino que
hacía incomprensible a la una la cháchara de la otra, pero en fin. Pero lo que
me impresionó realmente no fue que ambas inclusive estaban más buenas que un
turrón de Jijona, sino que... ¡ninguna tenía un móvil en sus manos!
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
No hay comentarios:
Publicar un comentario