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Oí decir a
alguien que una di
scusión entre dos puede evitarse si uno de los dos no la
desea. Como cada día se hace más difícil encontrar una persona, sobre todo en
España, que admita que está equivocada, lo mejor es evitar discusiones tontas
que se van exaltando y pueden terminar con una relación amistosa de largo
tiempo, especialmente si esa discusión trata de asuntos políticos, pues la
política es "el arte de dividir y enemistar". Y ejemplos me sobran, porque
yo incluso he perdido grandes amigos a causa de la política, sin detenerme a
analizar ahora cuál de los dos discutientes tenía la razón y cuál estaba
equivocado. Cuestión, que las discusiones no ayudan nada a conservar amistades
y mucho menos si se discute sobre ideología o política, como es el caso...
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La clave para
mantener una relación amistosa radica en la tolerancia, virtud que
lamentablemente decrece por día, Y me pongo a pensar cómo es posible que dos
personas, que sabemos que no pueden pensar ni actuar de igual forma, por el
simple y tonto hecho de que una de los dos no piense como la otra, lleguen a
enemistarse. Y algunas veces hasta eso que decimos “peleados a muerte”. ¡Qué
estupidez!. No sé si antes era igual, pero sé que en las últimas décadas la
enemistad se está convirtiendo en odio en muchos lugares de La Tierra, y avanza
con gran velocidad, mientras los políticos, que son quienes gobiernan y tienen
en sus manos las soluciones posibles (al menos de intentarlo) no hacen nada
para buscar la paz y la armonía entre los seres humanos, y esta actitud pasiva
y cobarde sólo podrá llevarnos a un inevitable enfrentamiento a niveles
mundiales que pasará, de ser situaciones personales irrelevantes, a guerras sin
tregua que pondrán a la humanidad al borde de la desaparición…
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Pero no es tan
fácil poner a la humanidad al borde de la desaparición: ¡cuántas veces se ha
anunciado que el mundo va a acabarse! Y en este caso sucede algo parecido: sé
que por una pareja, digamos, que se disuelve, o por una amistad que se pierde
tras lagos años de feliz convivencia, no va a acabarse el mundo ni nada que se
le parezca. Lástima que los intolerantes que no admiten haberse equivocado, o
que jamás dan la razón al “otro” no se den cuenta de cuán mínima es su
importancia en este pobre planeta tan maltratado donde deberíamos convivir para
ser felices y ayudar y no para buscar “broncas” por el “terrible crimen” de no
pensar igual. Es tan absurda la posición del “infalible”, tan ególatra, tan
megalomaníaca, que si no fuera por su densidad circunstancial, nos echaríamos a
reír como tontos, cuando escuchamos a esos sabios de pacotilla, que son los
verdaderos tontos, echar pestes de todo aquel que piensa con su cabeza y no con
la de ellos… en cualquier asunto o tema, por minúsculo y baladí que sea…
Augusto Lázaro
@lazarocasas38
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