+
Defender una buena causa es loable. Y tener amigos (¿) que te secunden
es estupendo. Pero ¡cuidado! Los falsos amigos, que abundan más que los
verdaderos, pueden dejarte solo en el momento en que su presencia te haga más
falta. Ser pesimista tiene su encanto: nadie puede traicionarte, porque a nadie
le das esa confianza que tan segura te parece en algunos, hasta que el
desengaño te convence de que cometiste el error de confiar demasiado en quienes
no debiste confiar. Pero lo peor es que cuando llegue ese momento, será ya
demasiado tarde. Entonces comprenderás al fin (si todavía no lo has hecho) que
estás solo, y solo tendrás que resolver tus problemas y los problemas de los
demás que desees resolver…
++
Desconfía de las personas que presumen de tener cientos de amigos:
nadie tiene cientos de amigos: los verdaderos amigos (que se prueban en
momentos difíciles) no pasan de 4 ó 5. Los demás son conocidos o compañeros de
estudio o de trabajo y nada más. Por eso hay refranes que señalan que uno debe
cuidarse de los llamados amigos, pues los enemigos ya se conocen y por muchos
intentos que hagan por no parecerlo, siempre serán enemigos. Las grandes
traiciones sólo pueden llegarte de las personas que tratas, a veces como
amigos, ningún enemigo puede traicionarte, pues como enemigo al fin tú lo
conoces bien y no puede hacerte ninguna trastada. Pero ojo con los amigos, que
no todos son verdaderos. No reconocer este aserto ha costado más de una
traición, incluso más de una vida, porque confiar es bueno, pero tiene sus
límites, y cuando esos límites se pasan y se toleran, aparece lo que después
nos miramos al espejo y nos decimos “¡qué tonto he sido!”, “¿cómo pude confiar
hasta ese límite?” Pero ya es demasiado tarde: el puñal trapero ha penetrado en
tu carne (simbólicamente) y saldrá de ella ensangrentado, dejándote roturas
irreparables…
+++
Tengo la suerte de no necesitar de nadie (casi) nunca. Pero las veces
que he necesitado de alguien, quien me ha brindado su ayuda es… (oigan este soneto
de autor ignorado):
Escucha, Fabio, tu mejor amigo / es aquel a quien nunca protegiste. /
Si a un amigo favores mil hiciste / y uno dejas de hacerle, es tu enemigo. /
Brinda al extraño protección y abrigo / y no te pese, que si bueno fuiste /
quién sabe si otro pobre a quien no diste / su pan alguna vez parta contigo. /
El extraño te pide, y agradece / lo que tu mano en su dolor le ofrece / porque
nada con ello le has pagado. / En cambio, del amigo que más quieras / tonto
serás si gratitud esperas. / ¿Le hiciste un bien? ¡Estabas obligado!...
Augusto Lázaro
@lazarocasas38
No hay comentarios:
Publicar un comentario