Nunca he creído en las casualidades. Eso que dice Cortázar
en Rayuela (“un encuentro casual es lo menos casual de nuestras vidas”), es
pura literatura, en este caso con la excelencia de un gran escritor en una obra
fundamental de la literatura latinoamericana, a pesar de sus denostadores, que
siempre los hay. Pero la realidad no es casual, como piensa la mayoría (quizás
exagere y no lo piensen tantos). Creo que cada cosa sucede porque la vida nos
da sorpresas cuando menos las esperamos. Y si nos referimos a la política (“el
arte de enemistar y dividir”), entonces cada asunto hay que analizarlo sin
prejuicios, pero con cierta “malicia” (“piensa mal y acertarás”, dice otro
refrán). Por eso esa avalancha de investigaciones, acusaciones, imputaciones,
trapos sucios (que tiene todo ser humano, unos más que otros y más dañinos que
otros) culpas, etc., que han lanzado sobre miembros todos del Partido Popular
de España. no se la traga ni Perico Pajuela. De
casual no tiene nada. Absolutamente nada. Está todo planeado y cuidadosamente
organizado, incluso el nombre de los posibles y futuros cuadros que caerán en
desgracia uno a uno, algunos con razones justificadas, otros con motivos
inventados o exagerados, ¿quién puede saberlo? Pero hay dos preguntas que nadie
se atreve a poner en el papel o en las pantallas: 1) ¿por qué esto ahora) y 2)
¿quién tiene la culpa?
1)
¿por qué esto ahora? Pudiera haber sido en cualquier momento,
pero se ha aprovechado muy bien la coyuntura de esta etapa de corrupción
destapada que ha hecho mucho daño al Partido Popular, sobre todo entre sus
militantes y simpatizantes, y los organizadores de la avalancha han entendido,
con mucha claridad, que es el momento propicio para darle el tiro de gracia al
partido que gobierna y contra el cual está la mayoría de la oposición, no sé si
por juego político de adversarios, por envidia, por odio, o simplemente por
aquello de “quítate tú pa’ ponerme yo”, esto último muy notable en el nuevo
partido de “la gente” que de la Puerta del Sol llena de mugre se ha convertido
en casta, en lo que tanto combatían y contra lo que pretendían luchar...
2)
¿quién tiene la culpa? Hombre, pues el PP, que con su conocida
y connotada pasividad y el inmovilismo de esperar a ver qué pasa, no se ha dado
cuenta (tan viejo como es) que “la mejor defensa es el ataque”, y sólo se
dedica a intentar desmentir las acusaciones y las críticas que diariamente le
llueven sobre su cabeza descansada y sin ninguna iniciativa para luchar contra
quienes lo machacan sin piedad. El PP es el único culpable de esa avalancha de
acusaciones e imputaciones que han caído sobre sus cuadros importantes, a
algunos de los cuales deberían haberlos defenestrado ellos mismos desde hace
tanto tiempo...
¿En qué va a parar todo esto? Es un dilema que puede parar
en cualquier situación, siempre negativa para los españoles, que son siempre
quienes pagan el pato de las barbaridades que cometen sus políticos. Y en esta
situación hay sólo dos variantes: una, que el PP se vea tan acorralado que vaya
a ocupar un tercer o cuarto lugar en el Gimnasio de los diputados, mientras que
el PSOE y PODEMOS se enzarcen en una lucha descomunal por llegar a la Moncloa,
cosa que pudiera suceder, aunque muchos lo pondrán en duda, seguramente. Y
otra, que haya un cambio notable en el PP o que se vea obligado a convocar a
elecciones otra vez, y lo que nadie puede adivinar es el resultado de las
mismas, que puede ser una sorpresa y de las grandes.
Lo que sí me atrevo a afirmar es que esta situación de acoso
no puede continuar mucho tiempo, porque después de acabar con la mayoría de los
dirigentes del PP, ¿qué van a hacer? ¿Se va a paralizar la avalancha? ¿Van a
empezar una nueva “cruzada” contra los otros 3 partidos? ¿Y España, en qué se
convertirá entonces, para nosotros y sobre todo para el extranjero? Esas son
las preguntas que los partidos no tienen tiempo de hacerse y menos de
contestarse. Al parecer...
Augusto Lázaro
@lazarocasas38
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