+
Por cada folio
que leo quedan otros 999 que me gustaría leer y que sé que no voy a poder leer
en lo que me resta de vida, sin contar que en ese tiempo aparecerían otros
miles de folios que tampoco podría leer. Porque el día sólo tiene 24 horas, y
en el planeta diariamente se publican miles de libros, periódicos, revistas,
tabloides, suplementos, separatas, artículos, opiniones, blogs, comentarios,
resúmenes y otras menudencias en Internet, además de diversos escritos que
resultan de interés a mi siempre activa curiosidad. He tenido que resignarme
incluso a que ni siquiera puedo hacer una lista de prioridades, porque no
podría leer todas esas prioridades por lo señalado. O sea, que tengo que
conformarme con leer lo que pueda y no soñar con otras aventuras como la de
repetir la lectura de EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, que leí hace muchas décadas
y no he vuelto a coger con mis manos. Ni siquiera eso. No hay consuelo para
tanta avidez de lectura y no creo ser el único mortal que “padece” de esa
“angustia”, que se manifiesta de manera especial cuando entro en una biblioteca
y me paseo por los estantes recreando mi vista en tantos libros que no podré
leer. Entre las cosas que me gustaría hacer antes de morirme es ésa (la lectura
de tantos imposibles) la que más me pesa, pues otras necesidades pueden
cubrirse más o menos con un poco de tiempo y de interés, pero la lectura no,
pues crece cada día y por cada folio que leo salen al mercado cientos de nuevos
folios de los cuales, como dije, quisiera leer muchos a los que puede que no
vea ni en fotos adornando algún comentario o crítica en uno de los suplementos culturales que (menos
mal) están al alcance de mi tiempo de lectura.
++
Según una
encuesta (una más qué importa) España es el país donde más libros se publican y
donde más autores hay en relación con el número de habitantes que tiene. Lo que
no acabo de explicarme es por qué se publican tantos títulos si por otra parte
dice otra encuesta que los españoles leen poco. Y las editoriales se supone que
ganen dinero con esas publicaciones. Entonces, ¿cuál es el destino de esos
libros que pululan en las librerías y que nadie compra (nadie lee)? Bonita
pregunta. Porque aparte de los nombres consagrados y de algún que otro que
recibe el empujonazo de la promoción en los medios, la mayoría de los títulos
que reposan en esos establecimientos y en algunos centros comerciales son de
autores que no conoce ni el cura del pilar de la horadada (-que- como todo lo
da, no tiene nada). Además, está de moda que cada presentador, cada columnista,
cada figurín que aparece en la tele o que tiene alguna experiencia médica o de
otra índole, aparte de sus respectivos oficios (modista, tertulian@,
corresponsal, dietétic@, emprendedor, etc.) publique al menos un libro al año,
de ahí que haya quienes se atrevan a afirmar que en el 2050 1 de cada 2
españoles habrá publicado un libro.
+++
Para mí lo más
práctico es ir a la biblioteca y por la circulante sacar los libros que me
interesan y llevármelos a casa hasta el vencimiento del préstamo en que volveré
a devolverlos y a sacar nuevos, método que sin dudas ahorra un dinero que puede
servir para otras cosas, ya que tenemos la suerte de que en este país existen
bibliotecas circulantes. El único problema es que para leer los que se editan
en el momento debo esperar 6 meses o un año para que esos libros estén en la
circulante, pero por suplementos y periódicos me voy enterando de las novedades
y así cuando los libros lleguen no estaré tan atrasado en mis conocimientos
sobre la literatura que se escribe y se publica...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
www.facebook.com/augusto.delatorrecasas
No hay comentarios:
Publicar un comentario