1
Dos asuntos de
los que nadie puede librarse: política y fútbol: aparecen en todos los medios,
en todos los lugares y en todas las horas. Son una plaga mediática. Y al menos
el fútbol es un deporte que entretiene sanamente, aunque en los últimos tiempos
eso de sanamente está en entredicho por la violencia que acompaña a sus eventos
en los estadios y en sus alrededores. Pero la política... alguien dijo que era
el oficio de los que no tenían oficio y estoy por creérmelo, porque vamos a
ver: ¿puede ser un oficio mentir descaradamente como hace la mayoría de esos
especimenes que cobran en un mes lo que yo en varios años, por ejemplo? Pues
eso, que como cantaban las huestes cubanas cuando la Revolución era el “futuro
luminoso” que tanto prometieron los nuevos césares que tomaron el poder por la
violencia: “(...) y el que no le guste, que tome purgante”.... Una vez me
dijeron en un bar, disfrutando yo de un apetitoso chocolate con churros, al
enterarse, tras una respuesta educada, pues hablaban de un partido celebrado la
noche anterior, que a mí no me gustaba el dichoso deporte: “oiga, amigo, la
verdad que es usted un rarito”... Así como suena...
2
España, donde los
maleantes caminan por las calles como dueños del espacio: Urdangarín, Cristina,
los Pujol, Chaves, Griñán, Bárcenas, Blesa, algunos etarras, los de Gurtel, los
de los ERE, delincuentes detenidos 30, 40, ¡50 veces! Y soltados al día
siguiente... y el tiempo pasa y tal parece que la Gran Justicia Española está
esperando que los delitos de esos individuos prescriban (ese engendro diabólico
que sólo favorece a los malos) para así dejarlos tranquilos y que sigan robando
y delinquiendo a sus anchas, sintiéndose dueños y señores de este pobre país al
que tanto pisotean sin que nadie ni nada logre detener sus delitos...
3
Además de los
baches que inundan las calles de nuestra ciudad capital del reino de España,
hay que soportar las sacudidas que provocan en cualquier vehículo esos relieves
que ni sé cómo se llaman, colocados según oí decir un día, oigan esto: “para
evitar accidentes del tránsito”, cosa que por supuesto no evitan lo más mínimo,
ya que la mayoría de los conductores los ignora olímpicamente, pasándoles por
encima a millón y molestando a los viajeros impotentes ante tanta estupidez.
Esos relieves, a mi modo de intentar descifrar su intríngulis (inútilmente,
porque el intríngulis es indescifrable), sólo sirven para:
1) reducir el tiempo de servicio de los
vehículos, ya que cada vez que pasan por encima de ellos se maltrata su
carrocería
2) molestar a los viajeros que experimentan
algo así como si sus órganos internos estuvieran desprendiéndose abruptamente
3) fastidiar a los conductores que no saben
si aminorar la velocidad cada vez que ven uno acercándose al cristal delantero
de su transporte, o acelerar pensando que así no van a sentir el golpe y la
sacudida al cruzarlos (a cualquier velocidad es igual de machacón)
En fin, que como
dijo el lindacara... perdón, el ex lehendakari Juan José Ibarretxe: “este es un
país de locos”... o de otra cosa que no quiero pensar, que yo tampoco soy
infalible y me equivoco bastante en mis apreciaciones intempestivas, hombre...
Augusto Lázaro
@augustodelatorr
http://elcuiclo.blogspot.com.es
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