--¿Así que no te gusta el cuento?
--Hombre, gustarme sí me gusta, sólo que lo
encuentro un poco reiterativo en sus diálogos, y me parece que quedaría mejor
si se le suprimieran los fragmentos narrados, o sea, que sólo tuviera diálogos
y todo se diera a través de ellos.
--Interesante observación. Yo mismo he
pensado en eso y me pregunto por qué Hemingway, que era un maestro de los
diálogos, tuvo que meterle esos pedacitos narrados sin ellos.
--Bueno, es cuestión de gusto y de
apreciación. Quizás él pensó que sería más accesible, o quizás no se le ocurrió
que podía hacer ese cuento sólo con diálogos, totalmente con diálogos.
--Puede ser. Porque sin dudas, Los asesinos es un buen cuento y yo creo
que pudiera darlo todo con los diálogos. Pero eso otro que dices de que
sobran...
--No es que sobren, quizás las reiteraciones
sean válidas, pero a mí como lector no me sirven de nada. Con menos
intervenciones de los personajes se entendería lo que el autor quiere dar a
entender.
--Sí, es cierto, es cierto que hay mucha
distracción de esos dos comensales que van a matar al sueco ese.
--Y es una lástima, porque los diálogos
ayudan a preparar al lector para lo que viene, que en realidad no viene, porque
aunque el título del cuento lo anuncia, resulta que esos asesinos no asesinan a
nadie.
--Y ahí está lo genial del cuento, son unos
hombres que van a matar a alguien, pero el cuento queda en veremos, al final no
lo hacen, pero claro, el lector está seguro, quizás más que el condenado, de
que al fin van a liquidar al tipo ese que descansa amodorrado en su hotel.
--Y que por cierto, es un tipo que se da por
muerto sin siquiera mover un dedo para evitarlo. Un hombre que ha perdido la
esperanza, la fe, la razón para seguir luchando por su vida.
--También los personajes del bar son un poco
pazguatos, porque antes de ver el arma de uno de los hombres, no hacen nada,
siendo mayoría, y obedecen sin pestañar a todo lo que les ordenan.
--Sí, son personajes manipulados como
títeres, sin reacciones positivas, como si fueran esclavos acostumbrados a
obedecer. En realidad, el miedo es comprensible, pero los del bar podrían haber
pensado que esos tipos estaban jaraneando, que no era en serio la cosa, porque
no les habían visto ningún arma, hasta que George entra en la cocina y la ve.
--Hay algo que no encaja: al final, dice que
entran dos hombres y uno pide algo de comer para llevar, pero del otro no
vuelve a hablarse, y no hay ningún dato que diga que se fue con el que se llevó
la comida.
--Bueno, sí... pero en definitivas, hay que
aceptar que el cuento es un buen cuento y que el maestro Hemingway logró, con Los asesinos, interesar al lector. Al
menos hablo por mí, y por muchos con los que lo he comentado.
--De acuerdo. Un buen cuento. De ese autor no
se espera otra cosa... oye, ¿qué?, ¿otra cañita?
Augusto Lázaro
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